Si fuera un árbol de extendidas ramas
para alcanzar las tuyas, árbol mío,
buscaría la tarde de finas y largas sombras
para rozarte.
Dentro de las costuras de la tierra
mis suaves rizoides te encontrarían,
y absorberíamos la savia
confundiendo floemas y xilemas
y al viento entre las ramas,
y nada importaría:
ni el bosque ardiendo
ni la lluvia arrastrándonos por los barrancos.
En la cueva del meandro,
la arena el suelo el techo la noche,
encendida la hoguera,
prendo en llamas mi olvido,
y aún la mirada perdida en el fuego
sabe el demonio cuántas veces te he negado, y él
queriéndote llevar consigo.
Qué mentiras hermosas son tus cuentos,
y qué ciertos tus dedos en los míos.
Texto: Dácil Martín
Narración: La Voz Silenciosa
Ilustración: Cristina Tabares
Dácil, me emociona ver aquí este poema. Qué bien se deslizan los versos, cuánta pasión destilan los versos.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Bellísimo poema, Dácil. Para leerlo, releerlo y deleitarse.
ResponderEliminarUn saludo.
MARAVILLOSO Dácil simplemente MARAVILLOSO.
ResponderEliminarDácil, es evidente que ha llegado la primavera y en tiempo de pica pica, florecen los sentidos.
ResponderEliminarMe gusta.
Hermoso poema.
ResponderEliminarNo solo me ha gustado...me ha encantado.
:)
Lo he leido varias veces, Dácil; no sabía de tu vena poética, es precioso. Ese amor a través de los árboles...los dos últimos versos, duelen.
ResponderEliminarTenemos otra poeta en La Esfera.
Besos enormes llenos de versos.
Muy bello poema, Dácil. Ayer lo escuché leído por ti y hoy al leerlo, lo disfruto aún más. Tiene muchos recovecos en los que perderse. Genial, Dácil. Un abrazo
ResponderEliminarLa verdad es que me gustó, y eso que no soy yo de muchos poemas...
ResponderEliminarUn saludo!
Me ha vuelto a emocionar. Está lleno de imágenes, anhelos, sentimientos y buena poesía.
ResponderEliminarMe descubro ante tu capacidad poética y tu sensibilidad.
Conseguirás que termine gustándome la poesía. Esta, por lo pronto, me ha seducido.
Un abrazo enorme
Esta primavera que nos hace florecer...
ResponderEliminarSaludos,
Anabel
Hermoso, Dácil.
ResponderEliminarNo pondré más leña en la chimenea hasta mañana.
Un abrazo.
Dacil: La metáfora del árbol como símbolo de lo que crece y lo que se arraiga, es utilizada por ti, dulce, suave, bellamente en este poema de amor con el que nos emocionas.
ResponderEliminarUn abrazo Á.
Muy bueno, me encanta. Saludos, abrazos y felicitaciones desde México¡¡¡
ResponderEliminarQué bello poema, Dácil, me alegro de que se haya abierto la veda primaveral.
ResponderEliminarSé que lo haces a propósito: pasa el tiempo y, cuando menos lo esperamos, despiertas esa suave brisa, en forma de versos, que nos acaricia levemente para enervar nuestros sentidos y desbocar nuestras sensaciones.
ResponderEliminarPor eso creo que te odio y te envidio.
Enhorabuena.
Gracias a todos por los ánimos. Este mundo de la poesía es difícil y complejo. Pero sepan que desde el primer versos, ustedes, mis amigos lectores esféricos, eran el objeto de mi ilusión por escribirlo. No veía la hora de dejar de retocarlo (gracias Amando, por tus sabios consejos)para enseñarlo y que lo leyeran.
ResponderEliminarSara, Inma, Francisco, Ana, Mer, Isolada, Miguel Ángel, Sucede, Anabel, Catherine, las Ángeles, el mexicano (▓▒░ Ä®╔╦╗äµÐ¤ ░▒▓, Marcos... me gusta saber que les ha provocado sensaciones y que hayan podido entender el poema.
Muchos lo han relacionado con el inicio de la primavera, otros, como A. Hernández, imaginaron el crescendo del amor con la metáfora del árbol, a Isolda le dolieron las últimos versos, y Marcos, sin quererlo, ha hecho también poesía con su comentario.
Un abrazo grande
Maravilloso texto que se enriquece con la voz de José Francisco.
ResponderEliminarEnhorabuena a los dos, enhorabuena a nosotros, por poder disfrutar de esta magnífica conjunción.
Un abrazo grande
Y como prueba de lo que dije más arriba, la voz de José para darme la razón :)
ResponderEliminarPrecioso, sin más.
ResponderEliminarSi Marcos, yo también la odio, lo siento la envidia me corroe. Escribir no es fácil, pero la poesía sólo está al alcance de los elegidos.
Una abrazo a todos.
Gracias y a ti, Jose Francisco, La Voz Silenciosa, pues me ha emocionado mucho oírlo. Un abrazo
ResponderEliminarQué hermosura volver a sentir este poema, esta vez, recitado.
ResponderEliminarGracias, José Francisco, por darle aún más vida de la que ya tenía esta maravillosa pieza.
Lo leí y me gustó. Ahora lo he escuchado tres veces y me gusta cada vez más.
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