Los hilos que tejemos con nuestros semejantes son de distinto grosor y tipo. Con nuestra familia primaria, padres y hermanos, son gruesos como maromas, a veces algo pesados pero nos dan sustento. El de la madre irradia a todos nuestros órganos con un vínculo biológico muy potente. El de nuestro padre está más cercano al cerebro y esta lleno de escamas que saltan cuando nos rebelamos un poco, pero se nos adhieren a la piel. Los hilos a nuestros hermanos son de diferentes colores pero todos del mismo grosor y calidad. Luego, con la vida vamos tejiendo hilos diferentes, primeros unos de seda muy finos con nuestros primeros amigos, luego van siendo nuevos hilos algo más flexibles porque los amigos a veces vienen y van. Con algunos de estos nos empeñamos en tejer desde los dos extremos y conseguimos ! un grosor considerable tiñéndolos de distintos colores y añadiéndoles abalorios que penden de ellos. Al elegir pareja el hilo adquiere algo de rigidez porque solemos colgar muchos trastos, a veces nos sacudimos para que caigan unos pocos y poder disfrutar más de esa unión. Algunos elegimos tejer un hilo especial, de los de las entrañas, con un ser que nace de nosotros, y nos metemos en una de las relaciones más complicadas y enriquecedoras que hay en la vida. Cuando se alarga, porque hay que dejarles juego, se lleva un poco de nosotros. Y tenemos que saber vivir con esa holgura sin que se nos vaya la vida detrás.
Vivimos inmersos en una maraña de hilos, ¡qué suerte!.
Texto: Beatriz Fariña Trujillo
Narración: La Voz Silenciosa
Vivimos inmersos en una maraña de hilos, ¡qué suerte!.
Texto: Beatriz Fariña Trujillo
Narración: La Voz Silenciosa
Y está también el hilo que me une a vosotros, a los que leo y a los que me leeís, a veces fimnos y fluidos, otras que me enganchan y me dejan atada una temporada, y siempre tejiendo una red por la que discurrir, hoy sí, mañana no, pero siempre presente.
ResponderEliminarGracias por tu reflexión, ayuda a seguir y a entendernos,
Un abrazo Á.
Cuando he terminado de leerlo, me he sentido envuelto en una madeja. Diría que "deliciosamente envuelto". Buen símil de las relaciones. Me ha gustado mucho sobre todo la última parte "...tenemos que saber vivir con esa holgura...": muy bueno.
ResponderEliminarY es que en la vida no estamos aislados, sino a-hilados... Me ha gustado
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