23 julio, 2011

Aguardando

Le pesaban tanto los años que había olvidado su edad. Se miraba en el espejo: su cara marcada, estampada de penalidades, su piel tatuada de arrugas. Esos ojos tristes, afligidos, dolientes. No se reconocía. Sólo un ser humano decrépito, envejecido, apolillado, carcomido por el paso del tiempo, por los años, por las penas, por la supervivencia.
Intentó dibujar una sonrisa en ese espejo enmohecido, pero el reflejo no se dejó engañar. Una línea cóncava, tenue, dispersa, adornó su fisonomía. Sólo un nuevo día en el calendario. Hacía semanas que esperaba, siempre tuvo un sexto sentido para las cosas de la vida.
Se dejó caer en la silla, descorazonada, abatida. El cielo era azul, la brisa de la mañana agasajaba su rostro.
Cerró los ojos, obstruyó su mente, disponiéndose para el aguardo. La muerte es así de caprichosa, nunca viene cuando se le espera.

Texto: Xavier Blanco

8 comentarios:

  1. "...pero el reflejo no se dejó engañar..." ¡Bravo! Una visión muy viva de la espera de la muerte, que como bien dices, es tan caprichosa. Enhorabuena. De tus textos, uno de los más que me ha gustado.

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  2. Como siempre texto cuidadísimo. Detenerse en los instantes, apaciguar en lo posible el transcurso de los instantes reteniéndolos en las líneas de la descripción y dar, por último, una quiebro al asunto para mostrarnos ante el precipicio...

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  3. Ellos saben cuando tienen que sentarse a esperar su llegada. Es una convicción que tu sereno y delicado texto me ratifica. Tú mismo dices: disponiéndose para el aguardo (preciosa palabra) No es tan caprichosa.
    Me ha gustado mucho.
    Besos.

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  4. Me gusta cuando tus textos encierran una historia: me hacen ver el buen escritor que hay en ti.
    Enhorabuena y gracias.

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  5. Un retrato sensible de la vejez y la espera de la muerte con ese estilo preciso que te caracteriza. Un abrazo

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  6. Dácil Martín23/7/11, 23:35

    El comentario anterior que dice la Esfera está escrito mí. Disculpen el error. Saludos, Dácil

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  7. Espejo cruel, retrato fiel...
    Enhorabuena, Xavier.

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  8. Gracias a todos por los comentarios, es un orgullo compartir estas páginas con todos vosotros. La muerte, siempre la muerte, esa que forma parte indisoluble de la vida, esa que nos acompaña desde el primer día de nuestra existencia, esa que se va aproximando silenciosa, a medida que la vida transita. Hay que reírse de la muerte, siempre, en cada momento, como ella se ríe de nosotros y soñar que llegará cuando le toca, ni un minuto antes, cuando la vida esté vivida, y aguardaremos su llegada, y la estaremos esperando aunque ella no quiera. Hay que reírse de la muerte…

    Un abrazo,

    Xavier Blanco
    http://xavierblanco.blogspot.com

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