LOS GATOS NO SON DE FIAR. Tomemos, a modo de ejemplo, el caso de Rosaflor: cuando Edith, que además de su dueña es mi esposa, le acaricia el lomo, entre ronroneos parece gozarlo intensamente. “¿Quiere un poco de leche la nenita de mamá?”, le dice mi señora, y marcha presta a la cocina. De inmediato, la gata se arrellana a mi lado y espeta: “¡Vaya con la vieja estúpida, no sé cómo la soportamos!”. Le pido que modere su vocabulario pero resulta inútil: sigue despotricando hasta que la vieja, perdón, mi mujer regresa con la leche. Entonces la gata también torna a su máscara. Le he dicho a Edith miles de veces que Rosaflor habla pestes a sus espaldas. “¿Qué te creés que soy, una tonta?... Lo que pasa es que vos siempre le tuviste mala espina…; ni siquiera te importó cuando los chicos se fueron, y ahora querés llenarme la cabeza, ¡no tenés corazón!...” No he vuelto a insistirle, ya estoy grande para andar malgastando saliva. Sin embargo, me preocupo por ella; sobre todo desde que, tras hallar a Rosaflor leyendo una novela de Agatha Christie, llegó una encomienda con venenos. Hace días que la gata pregunta por el cartero. Creo que sospecha mi intrusión. Para colmo, la otra noche la oí rezongar entre sueños: “¡Vaya con el viejo estúpido y traidor!”. Por si las dudas, desde entonces antes de dormir aseguro las puertas y ventanas de nuestra habitación, nunca apago todas las luces, sólo consumo envasados, y trato de que Edith haga lo mismo.
El caso es que tenía pensado hacerme con un lindo gatito, pero no sé yo si después de esto. En fin, gracias Gabriel por esta advertencia tan bien escrita.
ResponderEliminarBonito y cuidado texto, me ha gustado Gabriel. Yo tengo mi Rosaflor particular, de nombre Penelope, y cuando la escucho ronronear, me llega la voz del mismo diablo.
ResponderEliminarSaludos.
A partir de ahora tendré cuidado con mi gato; el otro día rondaba mi portatil. Bien jugado.
ResponderEliminarDices que es a modo de ejemplo, ¿no?
ResponderEliminarMe ha divertido y está muy bien contado.
Ronroneos los menos, besos mejor.
Muchas gracias al equipo de La Esfera Cultural por publicar mi texto y por la labor de difusión que desarrollan.
ResponderEliminarY muchas gracias a todos los comentaristas, me alegra mucho que les haya gustado.
Saludos cordiales.
Enhorabuena, Gabriel, por este texto fresco, divertido y real. Sí, real, porque a mí me pasa lo mismo, solo que ella no lo ve, ni lo oye.
ResponderEliminarMe ha encantado, es divertido. Está claro que tal como van las cosas no hay que fiarse no del gato. Bienvenido
ResponderEliminarDicen que los gatos son los animales más parecidos a los hombres.
ResponderEliminarEstá claro que sí.
Magnífico relato. Lo he disfrutado muchísimo.