Antes de ir a dormir, como casi todas las noches, le gustaba salir al jardín y quedarse en medio del césped mirando bien arriba, justo hasta las estrellas. Eso la hacía sentir tan pequeñita, tan vulnerable; allí sola en medio de la oscuridad, el poderoso universo la quería atrapar y llevar con él.
Fue entonces cuando algo la saco de su abducción, el reflejo de una luz en la planta de arriba y un leve sonido familiar en la lejanía. Era él en su “retiro”, y el sonido era el del teclado del ordenador, para ella “la llamada de la selva”, la campana del perro de Paulov, tirón imposible de controlar que la dirigió hacia las escaleras; pero sin prisas, porque no quería llegar ahogaba, y además su presa ya no tenía escapatoria posible.
Allí estaba él, a media luz ensimismado en la pantalla, vistiendo esas calzonas pasadas de moda a las que había cogido tanto cariño; con el torso al aire y el pelo aún mojado por la ducha.
Se acercó con sigilo por detrás abrazando con ambas manos sus pectorales, al tiempo que le besaba con suavidad el cuello para apaciguar un poco el sobresalto recibido.
Y apenas recuperado del factor sorpresa, apartó el maldito teclado, como la que aparta una dura competencia a la que había que ganar por la mano, ocupando su lugar sobre la mesa, improvisado campo de batalla con victoria asegurada.
Fue entonces cuando algo la saco de su abducción, el reflejo de una luz en la planta de arriba y un leve sonido familiar en la lejanía. Era él en su “retiro”, y el sonido era el del teclado del ordenador, para ella “la llamada de la selva”, la campana del perro de Paulov, tirón imposible de controlar que la dirigió hacia las escaleras; pero sin prisas, porque no quería llegar ahogaba, y además su presa ya no tenía escapatoria posible.
Allí estaba él, a media luz ensimismado en la pantalla, vistiendo esas calzonas pasadas de moda a las que había cogido tanto cariño; con el torso al aire y el pelo aún mojado por la ducha.
Se acercó con sigilo por detrás abrazando con ambas manos sus pectorales, al tiempo que le besaba con suavidad el cuello para apaciguar un poco el sobresalto recibido.
Y apenas recuperado del factor sorpresa, apartó el maldito teclado, como la que aparta una dura competencia a la que había que ganar por la mano, ocupando su lugar sobre la mesa, improvisado campo de batalla con victoria asegurada.
Jajajaja,... Qué bueno, Ailema. Incluso en verano está dura la competencia.
ResponderEliminar¿Lucha de poder?
ResponderEliminarPequeño truco que seguramente firma parte del ritual porque ya se sabe entre la razòn y la pasión quien suele llevarse el gato al agua.
Divertido, entrañable.
Un abrazo. Á.
Muy divertido. Mujer lista. Ahora mismo llamo a mi mujer. Me será fácil dejar el ratón y sustituirlo por... Por cierto, la pantalla del ordenador no deja de ser una estrella donde puedes ver titilar cuentos como el tuyo.
ResponderEliminarMe ha encantado. Creo que alguna vez todos hemos sentido esta llamada.
ResponderEliminarSoseb del revés.
Buena batalla ganada, esas son de las que realmente gusta ganar, sin contemplaciones.
ResponderEliminarDivertido relato de verano.
Hay batallas que están ganadas de antemano...
ResponderEliminarUn ozarba (perdona, Isolda, no he podido resistirme a copiarte)
Después de bastante tiempo desconectada de todo éste mundo cibernético, me llegó la propuesta de enviar algún relato veraniego.
ResponderEliminarConfieso que en principio lo descarté, pero más tarde, con otra tranquilidad, busqué en las “carpetitas amarillas” uno antiguo. Era bastante más largo e intenso, así que le metí tijeras, lija, lima y algún bocado que otro para ajustarme más o menos a los 250 caracteres recomendados. El resultado aquí está, con el cóctel infalible de: humor + sexo, y me alegro que al menos os haya hecho sonreír.
Pero lo que me alegro de verdad es de haberlo hecho, porque creo que ha sido el revulsivo que necesitaba para volver a la brecha.
Muchas gracias a todos por los minutos empleados en leerme.
Seguiré por aquí, estamos en contacto.
Ailema del Revés.
Divertido y creíble. Me ha encantado. Saludos
ResponderEliminaraloh! Ailema! Ol laer el anag a ol lautriv (aívadot).
ResponderEliminarYum odnil otaler.
Sodulas!!
(ay, yo tampoco pude resistirme a escribir al revés...)
espero haberlo escrito bien
:-D… Ana, ¡vaya! Siento que con tu nombre no se pueda jugar, porque estáis todos aprobados en “Escritura Leonardina”, pero tú te has ganado el espejo traductor de oro.
ResponderEliminarSi supieras… llevo muchos años con éste nick, aunque es la primera vez que lo apellido “del Revés”, y curiosamente (muy curioso de verdad) durante todo ese tiempo jamás nadie se “coscó” del juego; es más, siempre me tomaban por alguien de origen mucho más exótico que la cruda realidad.
Ya ves: realidad y ficción, es nuestro sino ;-)
Ailema del Revés
Encantada y muy agradecida por ese documento sonoro.
ResponderEliminarSiempre sorprende escuchar tus escritos por otra voz que no sea la de tus propios pensamientos.
Ailema del Revés