Leocadia cogió su mando a distancia y bajó el volumen de la clase que empezaba a alborotarse. Estaba inmersa en un libro apasionante. Aprovechaba la hora de atención educativa, en la que los alumnos debían hacer sus deberes, para desconectar un poco y dedicarse a la plácida lectura. En un inciso, mientras pensaba una frase que le había llamado la atención, levantó la mirada y observó que solo quedaban 15 minutos y que pronto sonaría la música que anunciaba la clase siguiente en la que tendría que explicar la teoría de las Ideas de Platón. Volvió a coger el mando y apretó el botón de "pausa", quería tener tiempo para conocer el final de la novela y para ello necesitaba media hora más. Se produjo un silencio total y los alumnos quedaron inmóviles mientras el reloj se detenía y ella seguía deleitándose con el inminente desenlace. Unas lágrimas resbalaron por sus mejillas cuando leyó la última línea.
Apretó el "play" y la animación volvió a la clase que siguió con su cháchara habitual. ¡Cómo le había cambiado la vida desde la implantación del microchip en el cerebro de los chicos! Ahora los manejaba a su antojo.
-¡Leocadia, Leocadia, despierta!, que te has quedado dormida y tus alumnos se han escapado por la ventana -le dijo el profesor de guardia-, el director está furioso y
me ha dicho que vayas inmediatamente a su despacho.Apretó el "play" y la animación volvió a la clase que siguió con su cháchara habitual. ¡Cómo le había cambiado la vida desde la implantación del microchip en el cerebro de los chicos! Ahora los manejaba a su antojo.
-¡Leocadia, Leocadia, despierta!, que te has quedado dormida y tus alumnos se han escapado por la ventana -le dijo el profesor de guardia-, el director está furioso y
Se levanto nerviosa y preocupada, fue al servicio de profesoras y fumó cinco cigarrillos, uno detrás de otro, mientras se metía entre pecho y espalda unos buenos tragos de bourbon de la petaca que llevaba siempre en el bolso. Salió segura de sí misma y dispuesta a encarar relajadamente la entrevista.
Texto: Lucrecia Hoyos Piqueras
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
No sería raro que algún día se llegue a tales excesos. Una visión muy original sobre los avances tecnológicos que cada día están más presente en nuestras vidas. Enhorabuena Lucrecia.
ResponderEliminarMuy divertido y transgresor!!
ResponderEliminarAnoche me comentaron que el último avance tecnólogico descubierto por los técnicos informáticos para conseguir una plena exactitud a la hora de recoger on line cualquier información. Su nombre es PDA (papel de apuntar)
ResponderEliminarEl texto provoca una sonrisa y me hace pensar. ¿Dónde están los auténticos avances?
Yo no lo sé, Armando, desde luego no en los sueños alucinados de la pobre Leocadia.
ResponderEliminarGracias a los tres por vuestros comentarios.
URGENTE: Por favor, Lucrecia, mándame el modelo de ese mando a distancia. También te agradecería, por si no funciona, que me indiques donde puedo comprar ese bourbon.
ResponderEliminarMuy bueno y divertido.
Muy bueno Lucrecia. El texto me deja un poco de regusto tierno y de pena detrás de la sonrisa que me ha producido el leerlo por lo surrealista del sueño y la situación (incluso no sabría decirte qué es más surrealista, si el sueño o la realidad diaria de Leocadia). Me ha gustado. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias, Marcos y Miguel Ángel. El mando lo están fabricando, calculo que Leocadia ya no lo va a necesitar porque se está quedando sorda de tanto grito. En cuanto al bourbon, le diré que te mande una botella.
ResponderEliminarSe perdió el primer comentario que envié ( para un día que una se estira...).
ResponderEliminarPues me parece estupendo que pudiéramos modular el ruido y el tiempo a nuestro antojo, que no las mentes de los demás. Todo en beneficio del mejor uso y aprovechamiento del mismo sin caer en el estrés. Teniendo en cuenta que la dimensión temporal es relativa ¿sería técnicamente imposible el mando a distancia de Lucrecia?.
Buen relato y sobre todo original y atrevido. Dedicar las energías al respetable debería depender menos del susodicho respetable y más del que les dedica su trabajo.
Para reflexionar mucho más.
Un abrazo de Á.
Gracias, Ángeles. Muy bien lo del respetable, estoy totalmente de acuerdo contigo.
ResponderEliminarQuiero dar las gracias y felicitar a esa maravillosa "voz silenciosa". Me ha encantado oír con ella mi relato-
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