En esta Navidad tan extraña, las cestas con las que
las empresas agasajaban a sus empleados habían sido sustituidas por un bolígrafo y un llavero; los niños ya no montaban belenes en sus casas, aunque tenían algo parecido a un abeto de diseño en el que no se podían colgar los adornos. Además, las palabras aguinaldo y zambomba habían sido eliminadas del diccionario por falta de uso. En la web arrasaba una novedosa aplicación para el iPad llamada “Orejones y polvorones” y Papá Nöel había adelgazado y ya no traía juguetes: la crisis lo había convertido en trabajador a tiempo parcial en una gran superficie, transformando turrón blando, ya descatalogado, en “Esencia gourmet de delicias navideñas”, algo abstracto que se vendía más y a un precio más caro.
Recordé que en mi sueño, la cena de Nochebuena ya no se realizaba en familia, con cuñados y demás fauna empeorando tu úlcera. Estaba mejor visto disfrutar de la misma en un restaurante, degustando como menú “chupito de besugo, pavo relleno deconstruido y mazapán en texturas”. Al salir, todavía con hambre, ya no se podía acudir a la Misa del Gallo: había sido suprimida por un drástico descenso en el número de asistentes. En su lugar, carpas al aire libre, con música dance y almendrados de diseño, para hacer más llevadera la madrugada.
Menos mal que solo fue un sueño. El próximo año tengo que beber menos cava: creo que las burbujas no me sientan del todo bien. Espero que los Reyes Magos me traigan todo lo que les he pedido, aunque no estoy seguro de que hayan recibido mi wassap…
Texto: Miguel Ángel Díaz
...y siempre nos debatiremos entre nuestras costumbres y el mundo moderno que llega aplastando..
ResponderEliminarTienes razón, Lenita... Resulta muy difícil cambiar tantas y tantas costumbres arraigadas en lo más profundo de nuestra sociedad. De todas maneras, creo que este mundo moderno al que te refieres acabará por transformar hasta la manera de vivir la Navidad, como sigamos por este camino. Gracias por tu comentario!
ResponderEliminarEste relato es una reflexión sobre el futuro de la Navidad, claro que si le dicen a San José cómo se celebra 2000 años después su fiesta... Hay que renovarse (jeje)
ResponderEliminarQué buen retrato del futuro-quasi presente que nos espera!!!!
ResponderEliminarEse mazapán en texturas es total. Como también lo es enviarle un wassap a los Reyes Magos.
Me ha encantado
Ximens, tú lo has dicho: renovarse o morir. Han cambiado mucho las cosas desde esa noche en Belén....
ResponderEliminarAna, gracias por tu comentario. Yo sigo creyendo que dentro de nada los Reyes Magos abrirán un perfil en Facebook y colgaremos nuestras peticiones en su muro. Tiempo al tiempo...
Yo me quedo con lo del whatsapp es total. Os imagináis a los RR.MM con su iphone recibiendo miles de mensajes? Buenísimo. Muy original tu Navidad Miguel Angel enhorabuena.
ResponderEliminarGracias Inma. Lo cierto es que el servidor acabaría "petando" de los millones de mensajes que recibirían Sus Majestades. Pero imagínate la comodidad: mandas las fotos de los regalos que deseas, sin tener que escribir la carta, llevarla al buzón, enviarla... La inmediatez que nos proporciona la tecnología es muy tentadora para estas cosas. Un abrazo!
ResponderEliminarBuff, menos mal que fue un sueño. Así planteada la Navidad 2.0 no me gusta nada. Pero cada día se acerca más. Algunos de los elementos que usan ya empiezan a proliferar. En fin, visto lo visto, Papa Noel podrá participar en alguna prueba Olímpica en Londres 2012, si sigue adelgazando...
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo contigo, Armando. Esta Navidad es distinta a la que estábamos acostumbrados a compartir. De hecho, a mí también me gustaba más la anterior... Y creo que están pensando en inscribir a Papá Noel en lucha grecorromana para Londres 2012. Su contrincante para la medalla de oro será Baltasar. Gracias y un saludo!
ResponderEliminarMiedo da pensar que este retrato de la Navidad esta más cerca de la realidad que de la ficción. Saludos
ResponderEliminarSin duda, Dácil. Es casi fiel reflejo de lo que está ocurriendo. Se ve claramente en cómo viven la Navidad los niños de hoy. Cualquier parecido con las navidades de hace un par de décadas es pura ficción. Gracias y u saludo!
ResponderEliminarLo que tuvimos "desconstruido" hace unos años fue el árbol de navidad en casa de un padre fastidiado de las mentiras, entre otras la importancia del papa noël, y de un hijo que deseaba una Noche buena lo más parecida a las anteriores. Padre y hijo volvieron de un paseo con una rama de abieto, de unas bolsas de la abuela salieron bolas (con te), guirnaldas hechas con "papillotes" (bonbones envueltos en papel brillante y con flecos) y otros adornos de chocolate. Y basta. El niño y su tía se rieron mucho al decorar esta rama y al día siguiente todo despareció.
ResponderEliminarCreo que se pueden inventar artelugios al gusto de cada uno.
Es la palabra desconstruido de tu cuento que me recuerda esta Noche buena especial.
Felicidades.
Muchas gracias, Catherine. No hay mejor manera de sentirse orgulloso de algo escrito que cuando uno de tus lectores rememora episodios agradables gracias a tus palabras... aunque sean deconstruidas ;) Un abrazo!!
ResponderEliminar