Desnudo de mujer Joaquín Sorolla, 1902 |
Alba se sabe protagonista de muchas quimeras enquistadas.
Su lozanía se perpetúa más allá del tiempo, pues nada hay que permanezca tan vivo en el alma de un artista, como la imagen idolatrada de un amor imposible.
Alba desnuda, rabiosamente bella, voluptuosa y distante, atrapa el alma del visitante del museo.
Texto: María Isabel Machín García
Buen micro donde se aprecia hasta qué punto unas expresiones artísticas influyen en otras.
ResponderEliminarQuien no haya visto este cuadro al natural y tenga la oportunidad que no deje de contemplarlo. El trabajo de Sorolla es exquisito y el modo en que los tonos rosas, amarantos, lilas, así como los blancos, crean la atmósfera de este cuadro es magnífico.
Wau! me encatan ésta historia , la imagen congelada de una bella mujer que nunca morirá
ResponderEliminarGracias a MuCha y Aniagua por sus cometarios e igualmente a tí Amando.Respecto a lo que dices, es cierto, cualquier obra de arte puede influirnos para una creación; igualmente de acuerdo con la loa que diriges al maravilloso cuadro de Sorolla con el que LA ESFERA me ha sorprendido ilustrando mi texto; podía ser ella la protagonista ¿por qué no?Personalmente no pensaba en ninguna obra en concreto,incluso imaginaba podía ser una escultura; eso es lo que tiene de bueno la lectura, que deja libertad a la imaginación de cada lector.¿no crees?.
ResponderEliminarUn afectuoso saludo para todos.
Bello texto, Isabel, tanto como el esplendor de una buena obra de arte, que nunca pierde su atractivo.
ResponderEliminarY una ilustración muy bien escogida.
Saludos
Un buen texto Isabel lleno de imágenes poéticas.
ResponderEliminarGracias Ana, gracias Inma, viniendo de ustedes, es todo un halago.Un afectuoso saludo
ResponderEliminarMe gusta el texto, aparentemente sencillo, sin embargo, está Alba, está la musa, la obra, el artísta, el observador-narrador..., y todo bellamente contado.
ResponderEliminarA mi también me gusta la forma en que comunicas tu opinión sobre el texto, gracias Dacil. Un saludo.
ResponderEliminarEl texto acompaña a la luz de Sorolla estupendamente.
ResponderEliminarAnabel