Zzzzzzzzzzzzzzzzzzz... sesteo placida y perezosamente cuando una colonia de Apis Mellifera se me aproxima con el propósito de construir panales de cera en mis superlativas fosas nasales. Es evidente que me confundieron con la abeja reina, aun cuando en mi zumbido la B brille por su ausencia. Lo que a mí me sobra de nariz les falta a ellas de oído. Podría perfectamente advertirles de su defecto auditivo, pero su posible enfado así como sus aguijones se me presentan lo suficientemente disuasorios; por otra parte, no se tiene todos los días la oportunidad de ser reina, aunque sea por un día... o por un sueño. Sea como fuere, lo cierto es que tal distinción es tanto un honor como una enorme responsabilidad, lo cual me lleva a realizar la firme promesa de tratar de cumplir con mi cometido lo mejor posible.
Lo que no sé es cómo me las arreglaré para depositar los huevos. Conociendo mi pereza congénita seguro que me salen zánganos.
Narración: La Voz Silenciosa
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No le veo buena pinta al futuro.
ResponderEliminarMuy original, muy divertido.
ResponderEliminarMuchas gracias Armando y Ana por los comentarios. Aunque este microrrelato no haya quedado finalista me alegra que haya sido seleccionado.
ResponderEliminarUn abrazo.
La voz de la narración impresionante como siempre y la música viene como anillo al dedo.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Muchas gracias.