Le preguntaron en una entrevista cuál era el secreto para su derroche de talento olfativo. Todos los periodistas suponían que entre sus facultades innatas se hallaba el misterio de sus aciertos continuos en la elección de los mejores perfumes. Su firma comercial ingresaba millones de euros anuales con la comercialización de fragancias para todas las ocasiones que se nos pudieran presentar en la vida: un primer encuentro con la mujer o el hombre de nuestros sueños, un segundo, una entrevista de trabajo, una celebración, una fiesta, un banquete, un arrumaco cariñoso, una boda o una cita con el médico.
Su nariz pequeña, achatada, pegada como un minúsculo botón en el segundo tercio de su rostro aniñado, no parecía nada del otro mundo, incluso preconizaba problemas respiratorios. Su voz nasal también delataba algún problema obstructivo en su tabique.
Como en todas las ocasiones que sucedía la pregunta, rehusó contestarla y dio por finalizada la entrevista con ademanes cansinos y semblante resignado. Abandonó la sala seguido por su secretaria personal y regresó a su despacho oval, un lugar con un centro de mando y cuatro pantallas de cincuenta pulgadas dispuestas en arco semiesférico. Pulsó un botón y todas ellas se encendieron. De cada una de las pantallas emergieron imágenes de un mismo rostro, de frente, perfil derecho, izquierdo, y punto de vista cenital. Leyó las características en
una quinta pantalla: país de origen, dimensiones, grado de adecuación en los test realizados y comparativa con los candidatos pre-seleccionados.
Tecleó en su ordenador: Candidato narizotas número veintinueve, dimensiones lineales : diez centímetros en hipotenusa, con cuatro de cateto, test de adecuación : 9,5. Seleccionado.
Después se tomó un vulgar café cuyo aroma apenas diferenciaba de los más selectos, mientras se asomaba a una gran cristalera lateral desde donde veía el laboratorio y su ejército de narizotas elegidos personalmente para el testeo de sus productos. Su gran paradoja en la vida, era haber triunfado gracias a una habilidad que siempre le fue negada. Sentía envidia por cómo aquellos hombres y mujeres, de todas las razas y condiciones humanas, eran capaces, gracias a sus grandes narices y una sensibilidad extrema, de distinguir el mejor perfume pasional de las ninfas del bosque, o el grandioso perfume ejecutivo de las altas esferas. Se tocó su minúscula nariz y decidió seguir con su trabajo : seleccionador de narices.
Claro, no deja de ser el mejor olfateador de oltateadores. Muy original, Laura.
ResponderEliminarEso de los diez centimetros de hipotenusa y cuatro de cateto me ha encantado, con esto ya sobra para la selección y si encima supera el test de adecuación, no digamos...
ResponderEliminarTu relato tiene ritmo de narices, es muy bueno..
Besicos.
Muy divertido y original este micro. Se lee muy bien hasta llegar a ese final distinto.
ResponderEliminarBesitos
Buena parodia de una realidad que abunda más de lo que parece. Si algunos contaran la verdadera historia que originó la prosperidad de su negocio... Demasiados colaboradores han ayudado a la formación de fortunas, honores y prebendas.
ResponderEliminarLa virtud de este relato, además de su originalidad, es el buen humor que destila.
Me ha encantado Laura, se lee de un tirón, y cumple a la perfección con de dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Buen negocio el que se ha montado pero que encierra una frustación extrema. A éste, el diner, creo yo que no le dará la felicidad. Un beso.
ResponderEliminarCuanta frustración porque la tiene pequeña... (la nariz, claro :-)
ResponderEliminarMuy original el cuento, sí. Me gusta, se lee muy bien.
Un beso, Laura.
Espectacularmente escrito; uno va viajando a través y sobre el relato con una soltura que de ningún modo se emparenta con la falta de sorpresa. Me encantó.
ResponderEliminarEs como si un escritor tuviera un montón de personas encerradas en un sótano obligándolas a escribir argumentos que luego El Autor seleccionará; Este es un fenómeno humano, la dificultad en la fluctuación hasta que se necesiten "fluctuadores" de talento, de narices, de cualquier cosa.
Excelente.
Felicitaciones Laura.
Un beso desde el sur.
Me ha gustado mucho la idea y el desarrollo del relato.
ResponderEliminarY es que en realidad en la vida, a veces sucede así. Hay personas que triunfan valiéndose de otras que son las que atesoran las verdaderas cualidades.
UN abrazo.
Realidad dura y buen humor. Difícil combinación para el buen hacer del que vos en este cuento breve das cátedra.
ResponderEliminarAbrazos!
Un gran trabajo de Laura que -ciñéndose estrictamente a la propuesta- juega con una realidad posible.
ResponderEliminarUn abrazo,
Enhorabuena Laura. Un texto muy original y divertido.
ResponderEliminarBesos desde el aire
aromático y desaromático a la vez! Muy bueno Laura, me ha gustado ese centro de mando detector de narices.
ResponderEliminarSuerte.
Muy bueno, Laura.
ResponderEliminarSaludos
Jeje, Laura, que fácil nos haces la lectura de tu cuento. Transcurre por una autopista a todo velocidad, placentero. Lo sencillo de tu relato es que estoy esperando una sorpresa que me haga amar u odiar al personaje y descubro que todo su mérito, que no es poco, es ser un experto seleccionador de narizotas. Divertido.
ResponderEliminarHa sido un placer leerlo, imaginarlo. Y tiene su moraleja!!
ResponderEliminarUn saludo
Muy original y divertido. Enhorabuena por enésima vez.
ResponderEliminarLaura, me gustan las historias que se leen y se ven. Y este texto tuyo es una sucesión de imágenes, de fotogramas que corren paralelos a tus palabras. Lo endulzas todo con un toque de humor e ironía, que no esconde la frustración del protagonista. Es una historia de narices. Un abrazo
ResponderEliminarAgradezco todos vuestros comentarios desde un respingo de mi pequeña nariz, ji,ji. Habéis sido muy amables, leyendo este relato breve y dejando vuestro comentario. Gracias también a todos los que habéis sonreído.
ResponderEliminarAgradezco también a la Esfera Cultural la oportunidad que nos brinda para publicar nuestras pequeñas creaciones.
Un abrazo muy fuerte des
demispalabrasylasvuestras.blogspot.com
Laura.
Yo también sonreí al leerlo. Me gustó tu humor de hipotenusas.
ResponderEliminarHoy 14 de julio de 2012, unos días después de que la voz silenciosa grabara mis palabras con los timbres de su garganta, regreso a este lugar para AGRADECER con mayúsculas la labor que realizáis.
ResponderEliminarMe ha emocionado escucharlo y he publicado el enlace en mi blog. Respondía hace unos minutos cada comentario ...cuando me he dado cuenta que todo esto no sería posible sin este espacio. Así que: Muchas gracias de nuevo.
Un beso muy fuerte para todos vosotros. Hoy, en especial : a la voz.
Laura.
Es cierto, Laura, es un relato envolvente que poco a poco deseas descubrir qué guarda tras esa pequeña nariz exitosa, acompañada de gestos cansinos y el semblante resignado a escuchar en una y otra entrevistas las mismas preguntas. Realmente, detrás de cada empresario, diseñador, creador, director, escritor habrá una serie de recursos humanos y materiales que harán posible su éxito. De acuerdo que hay personas con un don natural y un talento especial para la creatividad pero en la inmensa mayoría se necesita un apoyo y soporto desde el que partir.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu forma de escribirlo :))
un abrazo