27 julio, 2012

De piel muerta


No me conozco. No me reconozco. Tampoco quiero mirarme en los espejos. Me pesan las ojeras y me sobran pelos en la cara.
Lo más bonito, ya lo perdí. Aunque me queda mi raíz, la interna, la que no se ve. Ésa, no ha envejecido. Está más crecida y segura. Las canas están sembradas en la sien, como casi todas las señales que deja la vejez. Ésta, fue la única herencia que me dejo el abuelo. Un lunar blanco que mancha mi cuero cabelludo. Pero mi semilla, la que riego todos los días a golpe de tinta y folios, está sin tocar. Sí, me crecen los lunares en el campo de mí nariz, pero también se mancha el río de mi lengua.
Cuelga la papada como una maleta vacía, que harta de viajes pocos fructíferos, pretende descansar en el escote que, fofo, sucumbe de forma dolorosa a los nuevos diseños de ropa interior.
Efectivamente, no soy la misma de hace diez años, por eso me gusto, porque soy distinta al resto de los de cuarenta. Con estrías en los pechos y latidos frescos en el hemisferio norte, me irrita ver como las cejas, las que eran de formas perfectas, pueblan a sus anchas, por lo que yo sentía como lo más redondo de mi cara de pan. No sé quien es la del reflejo. Ni siquiera sé que hacen ahí esos granos preadolescentes. Con retraso llegan. Al igual que se aletargó en el tiempo, la gimnasia que hacen mis dedos, en armonía con mi cabeza.
Texto: Mar Benitez

Narración: Susana Santamarina


11 comentarios:

  1. Un autoretrato digno, lejos muy lejos observo el reflejo cuarentañero y ensombrecido que nos relatas -aún siendo éste real- entre estrías y arrugas leo una prosa bella (con su alegría y tristeza), siendo cada frase; versos de un tiempo vivido. Te leo "por eso me gusto" es la elegancia del saberse viva. Mientras no se pierda el norte, todo está y va bien.

    Saludo

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  2. Envejecer, aunque todavía no es lo mismo que hace unas décadas, es un proceso que demuestra, entre otras cosas, que uno sigue vivo. Y eso -que con tanta frecuencia se olvida- es lo importante, y eso -tal y como lo veo- es lo que cuentas aquí, con esa nitidez y con esa conciencia. Y aunque hay luces y sombras en tu reflexión, se transmite más la satisfacción de seguir con vida.

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  3. Buenos días:
    No se que decir, salvo que muchas gracias por los comentarios. No esperaba nada la verdad. Me alegra mucho saber que mis letras llegan. Gracias de todo corazón.

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  4. Mientras la gimnasia de tus dedos esté en armonía con la semilla interior, la edad no cuenta ni el físico. Creo que es de las cosas más inteligentes (por obvias) adaptarse cuanto antes a los cambios en nuestro cuerpo. Solo son eso, cambios. La esencia permanece. me ha gustado mucho, Mar.
    Besos, siempre.

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  5. Mar, es como un retrato de Dorian Grey al revés, y, por muy veraz y creíble que sea la descripción, esa no eres tú. Al menos la Mar que yo conozco ahora. Pero, ya sabes, tenemos tendencia a hacer identificaciones que no se corresponden con la realidad.
    El texto es hermoso y profundo. Me ha gustado mucho. Ya hablamos.

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  6. Saber rescatar lo mejor del paso del tiempo, amar lo que somos y lo que seremos siempre, aunque a otro ritmo, es lo que nos salva.

    Excelente relato, Mar, te felicito.

    Besos!

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  7. La aceptación del tiempo que pasa y que no necesariamente tiene que destruirnos, al menos, mientras los dedos y el corazón sigan en armonía con la cabeza.
    Muy cierto.

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. Gracias a todos, de verdad, estoy gratamente sorprendida conmigo misma.

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  10. Susi Alvarado30/7/12, 16:05

    Oooohh! Me gusta mucho, señorita Mar. Un texto que pone al lector fácilmente en la piel de la persona que habla. Enhorabuena.

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