Suena el despertador. Ducha. Desayuno. Café con leche. Tostadas. Con mermelada y mantequilla. Galletas Doradas de María. Un zumo natural de naranja. Leo el periódico que recojo de la puerta. Enciendo el ordenador y miro mi correo. Nada nuevo. La cuenta del banco. Siguen los seis ceros en mi cuenta corriente. Me visto. Elijo traje. Gris oscuro. A rayas finas. Camisa morada y corbata a juego. Zapatos negros brillantes. Preparado para el trabajo diario. Me miro al espejo. Un magnífico aspecto. ¡Qué bien me conservo, por Dios! Bien perfumado. Saludo al vecino que baja conmigo en el ascensor. Doy los buenos días a la portera. El coche. Un último modelo de Lexus. Soy feliz…
Tuuuuu Tuuuu Tuuuu Vaya por Dios… El despertador.
Me levanto. Ni me lavo. No tengo qué desayunar. ¡Vaya ojeras muchacho! ¡Estoy hecho una mierda! Vamos. Total qué más da.
Voy a pasar el día en la cola del paro.
Texto: José Francisco Díaz-Salado
Con un ritmo ágil nos impregnas del optimismo de una vida exitosa y placentera para despertarnos del sueño con un golpe de realidad en pocas palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
Y los sueños, sueños son...
ResponderEliminarMe ha dejado ese regusto triste de las historias verdaderas. Y, a pesar de ello, precisamente por ello, me ha gustado mucho.
Como cada día, largas colas de sueños...
ResponderEliminar¡Maldito despertador!
Un buen ritmo narrativo, vecino
Besicos salados.
Imagino Cabopa que eres de Cabo de Palos. Maravilloso sitio, sí señor. Un abrazo silencioso y salado también.
ResponderEliminarDesgraciado encuentro con la realidad cotidiana de tanta gente. Ojalá cada día se vayan cumpliendo más sueños. Estupendo micro tan macro.
ResponderEliminarQue duro es despertar, pero es nuestra realidad y no nos queda otra.
ResponderEliminarExcelente relato.
Un abrazo.
No dejes que la realidad te estropee un buen relato. Es muy bueno ¡si señor! Seguro que tu protagonista puede poner buena cara aun a eso y a mas.
ResponderEliminarFelicidades!
¡Qué bien narrado, José! Te descubro otra nueva faceta y cuidado que tienes y diferentes! me ha gustado mucho apesa de la dureza del texto.
ResponderEliminarUn beso silencioso.
Querido amigo, la lástima es que ir a la cola del paro tampoco soluciona nada.
ResponderEliminarRelato cotidiano, fresco. De esos que se leen y te queda regusto.
Enhorabuena.
Según algunos, lo normal serían los seis ceros en la cuenta corriente, aunque tuviera que acercarse a la cola del paro...
ResponderEliminarIronías aparte, texto demasiado real. Uno se congratula por su calidad, pero se lamenta de la terrible realidad que retrata
soñar es bueno; luego, la realidad
ResponderEliminarUn abrazo de oso
Al menos el protagonista le pone un poco de humor (aunque sea amargo) a su fatal realidad, realidad que cada vez comparte más gente.
ResponderEliminarHas descrito en pocas palabras los estados de ánimo que la falta de trabajo conlleva.
Un abrazo.
La primera parte me resulta un inventario de actividades "normales" aunque marcan distancia los seis ceros y el lexus. Pero bueno, los ricos también transitan. Luego viene el giro y claro, ahí sí que aparece, por desgracia la normalidad. A destacar del relato el ritmo que marcas.
ResponderEliminarLeyendo pasas de una ambiente musical mañanero a la tristeza, al shock de la realidad dura. Estupendo relato.
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