15 septiembre, 2012
Inmortal
Siempre lo he dicho: la vieja es inmortal.
Mírala, ahí sentada, inmóvil, la vista gacha y esa mueca perpetua de asco en la boca. ¿A que parece que no respira? Pero lo hace, claro. Y grita y maldice y malmete y blasfema e inventa trolas contra mí. Inmortal, lo que yo te diga.
¿Escuchas las campanas? ¿Por qué sonríe ahora la vieja? Fíjate, se pone de pie sin ayuda. Ahí viene, mira cuán ágil se acerca ¿Es que hoy no le fastidia la artrosis? ¡Pero mira cómo levanta el brazo y…!
Siempre lo supe. Tenía que ser ella, precisamente ella, la que cerrara este féretro, donde al fin, de ella, reposo.
Texto: Trinidad Reina Ramos
Narración: La Voz Silenciosa
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Buenísimo.
ResponderEliminarCon ese humor negro tan propio de estos lares patrios, es corto y muy efectivo.
Al final, muchos viejos eternamente enfermos nos entierran.
Enhorabuena, Trinidad.
Muy bueno y sorpresivo al final, con todo lo que tiene que tener un buen micro.
ResponderEliminarUn abrazo grande,
María Eva.
Estupendo micro, Trinidad, como debe ser, se resuelve un las últimas palabras.
ResponderEliminarPor desgracia, sospecho que más de un cónyuge debe de sentir lo mismo, solo que este ha tenido el valor de escribirlo desde ultratumba.
ResponderEliminarMuy bueno.
Genial.
ResponderEliminarNo sabía de qué iba la vieja inmortal, pero el final lo resuelve todo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, divertido y certero.
¡¡Genial!!
ResponderEliminarUn abrazo, Reina :)
Está claro que el otro día algo falló en la conexión, porque tampoco llegó éste a su destino...
ResponderEliminarEl texto pone de manifiesto una realidad por desgracia demasiado abundante.