19 septiembre, 2012
La canción
La anciana canturreaba entre dientes aquella letanía, mientras daba forma a la servilleta de papel mirándome de reojo. Al terminar la figura, la ponía sobre la mesa, acercándomela, y me lanzaba una mirada interrogante.
"¡Una mariposa!" le respondía yo.Ella, desilusionada, cerraba brevemente los párpados y haciendo gala de una agilidad sorprendente, se levantaba de la mesa y desaparecía tras la puerta sin decir una palabra. Así cada domingo, una semana tras otra.Mi padre, absorto en su periódico, nunca parecía darse cuenta de nada.Con el tiempo, me fui olvidando de la anciana, de sus figuras y casi hasta de mi padre, pero nunca pude olvidar aquella canción.Ahora, treinta años más lejos y a más de mil kilómetros de allí, aquella tonadilla vuelve a mis oídos. No, no la estoy imaginando, alguien la canta a escasos metros; el mismo tono, la misma voz. Instintivamente giro la cabeza buscando a mi padre, pero estoy solo entre el gentío. Unas mesas mas allá, descubro a la misma anciana que me mira de reojo mientras termina su figura de papel. Incapaz de moverme, la miro incrédulo sabiendo que volverá a lanzarme su mirada interrogante. Al menos ahora ya se que no es una mariposa...
Texto: Alfil
Narración: La Voz Silenciosa
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Los niños siempre se percatan de lo verdaderamente importante: de los detalles, del intercambio de miradas, de jugar, de aprender...
ResponderEliminarLos mayores siempre estamos ocupados con cosas "más importantes" como el dinero. Sólo de eso.
¡Era una pajarita de papel!
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo.
Excelente. El final estremece.
ResponderEliminarCierto es que con el tiempo perdemos esa curiosa mirada infantil a la que nada se le escapa, una pena, deberíamos centrarnos en lo realmente importante y saberlo elegir.
ResponderEliminarNo somos conscientes de lo que se nos graba en la infancia: un olor, un sonido, todo aquello que entra por los sentidos y permanece para siempre. ¡Cuántas veces nos asalta una sensación de esas! Hoy al leer esa historia, sin ir más lejos.
ResponderEliminarBesos, Alfil
Y a pesar de todo, no olvidamos esos recuerdos de infancia, que vuelvo con fuerza en algunos momentos de nuestra vida... quién no ha creado una pajarita de papel? ainss, cuantos recuerdos, me ha gustado tu tierno relato, besos.
ResponderEliminarDe niño, se tiene acceso a puertas que nos están vetadas de mayores.
ResponderEliminarGracias a todos.
La nostalgia, la música, los recuerdos. Muy tierno.
ResponderEliminarTal vez haya figuras que sólo vemos en momentos especialmente perceptivos. Personajes que los niños pueden ver, y luego olvidan como hacerlo.
ResponderEliminarLas puertas de la percepción...
Escribes de p.... madre
Rose
A mi me ha estremecido este relato. Solo algunos privilegiados son capaces de ver lo que otros ni se imaginan. Muy bien escrito.
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