Tras las luces del baile, la noche ennegreció los contornos del hotel. Desafiando hora y frío, la chica de la máscara se lanzó a la piscina y, festiva, comenzó a nadar.
No tuve elección; su desaire me mordía como al aire la guadaña.
Fruncí mi odio y fui tras ella. Su último suspiro fue mi dulce medicina. Ahora era una estrella apagada dentro del agua.
Sobre la hierba abandoné mi disfraz de ángel. La madrugada confundió mis huellas con el rocío.
No tuve elección; su desaire me mordía como al aire la guadaña.
Fruncí mi odio y fui tras ella. Su último suspiro fue mi dulce medicina. Ahora era una estrella apagada dentro del agua.
Sobre la hierba abandoné mi disfraz de ángel. La madrugada confundió mis huellas con el rocío.
Texto: Trini Reina
Narración: La Voz Silenciosa
Me gusta el ambiente que se respira en tu microrrelato: Una escena oscura,
ResponderEliminarAbrazos.
Un micro profundo y oscuro, siempre hay elección... muy ingenioso, saludos.
ResponderEliminarVaya final de fiesta!! Enhorabuena
ResponderEliminarProduce escalofríos, sobre todo, porque en ocasiones se ha hecho realidad.
ResponderEliminarEnhorabuena por el texto.
¿Rencor, venganza, destino...? En fin, micro-negro perfecto.
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