Que el eco de tu silencio
No incluye el ruido de mis sueños
Y a lo lejos, un rojo público
Aplaude este canto de codorniz artificial
Que toco en el piano de mi negro consuelo
Dentro de mi pecho hay una lámpara
Y dentro de ella un marmóreo prejuicio
Que mi vista cual punzón apuñala
La pared verde de tu corazón plantado
En la maceta de este cuadro triste que guardo en mi calma.
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