Cuando llega
esta fecha, el frío de los primeros de noviembre me sumerge en una agradable y
expectante melancolía, desde donde soy capaz de contemplar el mundo con una
mayor profundidad que en los calurosos días de verano. Mi predisposición para
el pensamiento se hace más accesible al abrigo del invierno. Llega la fecha
idónea para escribir y contemplar, para experimentar el deshojar azaroso de esa
lectura que desnudará el alma...
Un extraño cosquilleo recorre mi cuerpo mientras escribo estas palabras... pero todo cambia, nada se detiene. Ya podemos contemplar la lluvia envuelta en el frío y sentir la intensidad del calor de la reflexión.
Así, me pides que te cuente lo que nadie sabe, lo que hay detrás... pides entrar en un ámbito privado de intimidad al que sólo ella y yo tenemos acceso... me pides casi un desnudo integral sin ocultamiento alguno... y entonces la vergüenza se apodera de mí...
Todos conocen esta relación y su manera de expresión, pero tú pides más... aunque he de reconocer que me entusiasma tu apasionado interés...
Un extraño cosquilleo recorre mi cuerpo mientras escribo estas palabras... pero todo cambia, nada se detiene. Ya podemos contemplar la lluvia envuelta en el frío y sentir la intensidad del calor de la reflexión.
Así, me pides que te cuente lo que nadie sabe, lo que hay detrás... pides entrar en un ámbito privado de intimidad al que sólo ella y yo tenemos acceso... me pides casi un desnudo integral sin ocultamiento alguno... y entonces la vergüenza se apodera de mí...
Todos conocen esta relación y su manera de expresión, pero tú pides más... aunque he de reconocer que me entusiasma tu apasionado interés...
Texto: Rubén Muñoz Martínez
Como siempre nos deleitas con buena inspiración.
ResponderEliminarFelicidades.
Amalia
Cierto que el invierno invita a la reflexión más que el desenfrenado verano, quizá por el calor o por la luz. Buenos momentos para escribir.
ResponderEliminarBuena reflexión de una estación que inspira melancolía, una de las cualidades del escritor.
ResponderEliminarEl invierno nos invita quizás a la calma , nos va envolviendo con su melancolia y nos ofrece ese tiempo para la reflexión.
ResponderEliminarBello texto.
Que tierno..
ResponderEliminarUn abrazo
Amalia, muchas gracias por tus amables palabras.
ResponderEliminarÁngeles, efectivamente el frío nos empuja al recogimiento... y esto a la reflexión.
ResponderEliminarInma, no podemos prescindir de esa melancolía, por lo menos ese es mi caso... o al menos eso me dice constantemente mi mujer...
ResponderEliminarRosario, gracias por tu lectura y reflexión.
ResponderEliminarAniagua, gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me confieso: este texto es una declaración de amor encubierta a mi fiel y apasionada amante: la Filosofía.
ResponderEliminarUna buena amante, la Filosofía.
ResponderEliminarUna buena amante, la Filosofía.
ResponderEliminarFranCo, la mejor amante.
ResponderEliminarUn abrazo!