Intento despegar la foto de él que
está pegada a la pared, mientras una lágrima me acaricia la
mejilla. Casi no la siento, tengo frío. Apenas puedo ver su rostro y
me cuesta recordar cómo era. Es extraño, hace sólo unos días era
la chica más feliz y enamorada del mundo; en cambio, ahora estoy en
esta casa sola y vacía, abandonada, precisamente este día. Ya nada
tiene sentido. Me siento estúpida. Ni siquiera mamá y papá me
soportan, y, como él, a la menor excusa, me dejan sola. Tengo los
labios secos y apenas fuerzas para abrir la puerta. Sonrío, y
mientras se me caen las últimas pastillas del bote, los veo y oigo
como gritan: “¡sorpresa! “.
Texto: Marcos Alonso
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
Qué bueno, Marcos y nuevamente qué doloroso. Cómo pueden cambiar las osas en tan pocas líneas. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn beso fuerte y felices fiestas!
En estos días se agudizan las angustias porque parece que estamos obligados a ser completamente felices, en una felicidad empaquetada, prediseñada y estándar de centro comercial. Yo propongo que cada cual se invente la suya, ¿quién puede imponer ideas universales de felicidad? Felicidad, esa palabra tan abstracta, vacía si no le aportamos contenido, siempre es un buen momento para pensar en ello.
ResponderEliminarFeliz Navidad
A veces nos precipitamos por dejarnos llevar de las primeras impresiones, por prejuicios. A veces, estos adelantos pueden ser letales.
ResponderEliminarMe ha encantado, Marcos.
Este relato me llega y más en este día.
ResponderEliminarEnhorabuena escritor Marcos.
A veces jugamos a sorprender, para hacer una gracia, y no hemos comprendido que las muestras de cariño se han de dar cada día, cada instante... Y más en según qué edades.
ResponderEliminarBravo, Marcos, bravo.
Gracias amigos:
ResponderEliminarIsolda, y cada vez cuesta sorprender más a los amigos, porque nos vamos conociendo y nos va saliendo la mala idea. Felices fiestas con besote navideño incluido.
Ángeles, no te pongas tan negativa; además ya, desde el año pasado, tenemos dónde elegir: o la Navidad de siempre o la Otra Navidad. Yo me quedo con la de la excusa para abrazar y compartir con los amigos, como si fuera una época libre de impuestos y los abrazos nos salgan gratis. Feliz Navidad con abrazo.
Y tan letales, Ana, cuando nos traicionamos a nosotros mismos. Feliz Navidad (en adelante FN). Así que FN, CQ.
Gracias Fran Co, sí ciertamente una época de alta tensión, donde la piel es más sensible y saltan chispas de alto voltaje, más en ese laberinto que es la adolescencia. Un abrazo FN.
Uf, Amando, qué peligro eso de sorprender. Una vez mi hermana estuvo dos semanas sin querer hablarme a propósito de una sorpresa un 28 de diciembre. FN y un abrazo del tamaño del acueducto.
Gracias, J. Francisco, por ponerle voz a este texto. Tu voz y la entonación precisa le da más credibilidad a la historia. Mi hija dice que se ha hecho fan tuya. Un abrazo.
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