De corazón y científicamente es
probado que si pones un pollito en el agua se hunde. Por ese entonces
disfrutaba de un suave pelaje amarillo y aún desconocía mi triste final. Tenía
una fuerte fijación por el agua y la limpieza, y el gallinero no era el mejor
sitio para mantenerme limpio.
El momento más especial del día
era cuando llenaban los cubos, yo me tiraba como un loco hacia ellos antes de
que los demás se pusieran a beber y me la ensuciaran toda. Nunca aprendí la
lección y siempre acababa en el fondo suplicando ayuda. Mis compañeros asomaban
sus picos mientras yo iba ahogándome poco a poco, menos mal que ya me conocían
y tenían la cuerda preparada para rescatarme; aunque tengo que decir que a
veces tardaban en tirarla, les gustaba verme sufrir.
Texto: Érika González Leandro
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
¡Qué difícil es ser distinto!
ResponderEliminarOriginal revisión del patito feo.
Pobre pollito..Me encantan los relatos tiernos..
ResponderEliminarAbrazos
Es una fabula moderna del que se sale de lo corriente. Me ha gustado por su veracidad y sencillez.
ResponderEliminarUn beso, Erika.
Ponerse en la piel (amarilla) de un pollo, muy singular.
ResponderEliminarTexto agradable, que te hace esbozar una sonrisa y pensar.
Me gusta.
A mí me ha recordado a la fábula de la rana y el escorpión: nadie puede sustraerse a su naturaleza.
ResponderEliminarEl pollito/patito no puede vivir sin lanzarse al agua. Los pollitos/pollitos no pueden dejar de gastarle putadas.
Me ha encantado.
Me recordó a Piolín reconvertido en pollito de verdad.
ResponderEliminarMuchas gracias a la esfera cultural y a ustedes por vuestros comentarios, sus palabras me motivan para seguir adelante. Un beso a todos.
ResponderEliminar!A mí también me gustó mucho! Te sigo, Erika, me encanta todo lo que haces.
ResponderEliminarUna pequeña amiga : )
Una fábula divertida y moderna, como ya apuntan. Delicioso pollito.
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