Puente de Gálata (Foto tomada de Internet) |
Uno nunca puede estar seguro de cual es la verdadera función
de una obra de ingeniería. Ocurre con el puente Gálata, que cruza la entrada
del cuerno de Oro, en Estambul.
Para los turistas es una manera de asomarse al abismo de un
mar que se bifurca.
Para los trabajadores de la otra orilla —cualquiera que sea
ésta— el camino de vuelta a casa.
Los pescadores cetrinos que, apoyados en la baranda,
aguardan con indolencia la tensión de la caña, lo consideran un estado del
alma.
Para los camareros que trabajan en los barcos-restaurante anclados
en la orilla es una sombra sobre las aguas tornasoladas recién llegadas del
Bósforo.
Si queremos profundizar en el asunto, tendremos que tomar
una perspectiva más atrevida, entrar en un medio más denso. Hay que sumergirse
en esas aguas de plomo y tratar de imaginar el puente desde abajo, visto con
los ojos gelatinosos de un pez.
El agua se desliza por entre las hendiduras de las escamas y
provoca ligeras turbulencias que impulsan y sostienen. A contraluz del arco
iris de aceite se recorta una línea de pequeños espejos metálicos que seducen y
atraen como imanes.
La trayectoria se desvía hacia la luz y se dirige hacia esos
garfios metálicos de los que penden trozos de carne que serpentea. En el
efímero instante en el que el arpón atraviesa el paladar, justo antes de que el
estallido del aire golpee las branquias —y el pez se convierta en pescado— se
descubre que el puente Gálata no es más que la entrada a una trampa mortal.
Como ocurre muchas veces, el conocimiento llega un segundo
después de la necesidad.
Texto: Paz Monserrat Revillo
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
Yo también he estado allí, pero viéndolo desde los otros ojos, los del que ve al que pesca sin reparar en el pescado. Buena perspectiva la que nos muestras Paz. Enhorabuena.
ResponderEliminarMe ha gustado esta perspetiva que abarca con mirada profunda y reflexiva, un paisaje, e invita a la reflexión.Y el broche de la frase final.Felicidades. Un saludo
ResponderEliminarUn texto que hace las veces de un buceador y, con sus ojos, nos descubre desde la superficie ante los fondos abisales.
ResponderEliminarAparenta un texto descriptivo, pero poco a poco va atrapándonos, como un anzuelo...
Me ha impresionado cómo nos has conducido de lo que parecía la mera (y bella) descripción de un lugar hasta el interior de un ser (pez, persona, da igual) y su experiencia vital.
ResponderEliminarMuy ingenioso, muy bueno.
Metafórica perspectiva que invita a visitar Estambul, yo no lo conozco, pero desde luego no sus aguas. Ojo a los espejos, no siempre son del alma.
ResponderEliminar¡Gracias por vuestros comentarios tan generosos! Paz ( ¿o pez?)
ResponderEliminarY gracias a los administradores del blog por publicarlo , y por grabarlo! Me sorprende y me emociona.
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