Hoy mamá va a probar con la pistola de agua. El señor del invernadero dice que pulverizando así a las petunias, salen bien pizpiretas y brillan con luz propia.
Nuestro jardín es la envidia del vecindario y yo me hincho. Desde lo alto de mi casa del árbol, la vista es todavía mejor. El suelo parece una alfombra de colores y además sube un olor muy rico. Muy distinta a la de mi cuarto, está descolorida y huele a pies.
En mi refugio el tiempo pasa muy deprisa. Desde mi puesto de vigilante protejo al barrio. Como hacía papá.
Texto: Beatriz Carilla Egido
Me encantó lo de las petunias pizpiretas. Y lo del puesto de vigilante. Saludos.
ResponderEliminarHermoso y triste micro. Micro porque cuenta mucho en pocas palabras.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios, para mí son muy importantes.
ResponderEliminarEs cierto que el final es triste pero con una pizca de esperanza germinando en ese jardín.
Besicos esféricos
Es triste a los ojos del adulto, pero esperanzado y más maduro de lo previsible a los ojos de un niño. Destaco, Beatriz, cómo has hecho tuya esa voz del niño narrador. Muy creíble. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuy tierno. Y triste. La visión de un niño, plasmada de una forma interesante y conmovedora.
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ResponderEliminarGracias por dejarme unas notas tan bonitas, las guardaré.
Besicos