31 marzo, 2013
Una oficina normal
Había pasado ya por varios despachos. Amplios, con grandes mesas de escritorio. Con vistas o interiores. Luminosos, modernos o solemnes. Todos con las paredes cansadas de escuchar amenazas veladas, palabras mal sonantes o soberanas estupideces.
Un jefe siempre será un jefe. Es el que manda. Y salvo excepciones, a nadie le gusta que le digan lo que tiene que hacer. Si alguna vez mandamos, tengamos presente que nos van a criticar, que encontraremos malas caras y que no gozaremos de la simpatía de todo el mundo. Si nos toca estar en el lado contrario, tendremos que, alguna vez, renegar de lo que dice o no dice y muchas veces, acordarnos de su familia. Es lo suyo. Ese ruido sordo, como de mosca por los pasillos, es la justa compensación por ser lacayo.
A veces parecía tonto. Luego nos percatábamos que tanta maldad no podía salir de un alma inocente. Y entonces intentábamos apartarnos de su punto de mira, por precaución, que las armas las carga el diablo. Y si están en su poder, imagínense.
Trabajar en aquel departamento era muy entretenido. Agotador también. Y malísimo para el equilibrio mental. Había días en que los malos pasaban a ser los buenos. Otros, en los que creías tus amigos te invitaban a un café cargado. Vaya a saber usted de qué.
Autor: Belén Valiente.
Narración: La Voz Silenciosa
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Un café cargado de algo para el jefe, y se terminan las presiones (por supuesto que no es una apología del homicidio premeditado, no).
ResponderEliminarComo bien dices, una oficina normal.
ResponderEliminarMe gustó tu relato, Belén.
Un saludo.
Me he sentido muy identificado. Aquí tenéis a un nuevo seguidor. Nos leemos.
ResponderEliminarHugo: por supuestísimo que no, ja,ja. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarTowanda: Muchas gracias, me anima a seguir escribiendo.
Sergio: De estas oficinas hay por todas partes ¿verdad?
Saludos a todos y muchas gracias por comentar.
Perfectamente descrita esa oficina. Desde ambos lados; mejor no imaginemos que le añadía al café; a fin de cuentas, un jefe siempre será un jefe.
ResponderEliminarBesos, te observo tras la persiana enrollable, jaja
El ambiente de lo laboral, intrigas más o menos solapadas.
ResponderEliminarEstupendo.
Tal cual. Cualquier parecido con la realidad es pura fotografía.
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