—Hola, vecina. ¿Qué tal los hijos?
—Bien, bien. Aprenden, crecen. Crecer, tengo uno que crece
rápido. Quizás será por eso que canta mal, con un acento extraño.
—Con lecciones particulares u ortofonía lo solucionarás.
—Me costaría un dineral. Cuando mi marido cante con los
otros yo podría atender más al gordito.
—Tilili, trililili.
—Píu, píu.
—Trilili, trilili, tri-li-li.
—Pí-u, pí-u.
—Trilililiii —se enfada la madre.
Pasa un cuervo.
—HOLAA.
—Trilili, trilililili.
—Píu, píu.
Se enfada la madre otra vez:
—trililililililiii.
—CALLAA.
La mirla y su gordito huyen al nido. Antes de dormir el
pollo repasa la lección:
—Tíu, líu, cucú; cucú, cucú.¡Cucú!
Y se duerme satisfecho.
Texto: Catherine
Los cucos son aves aprovechadas. Ahí nos quedamos. Qué pocas veces se mira el sacrificio de sus 'padres' por sacarles adelnte, aunque su trino sea tan distinto al suyo propio.
ResponderEliminarY es que la paternidad o la maternidad no sólo tiene que ver con la genética.
Pero qué bueno!!!!
ResponderEliminarCatherine, qué alegría verte por aquí escribiendo, y haciéndolo tan requetebien!!!
No tardes en volver, s'il te plaît!
Querida Catherine, no hay nada como saber idiomas. Al francés y al español, le sumas el trino.
ResponderEliminarToda una valentía por tu parte lanzarte a escribir y en español. Enhorabuena.
Amando, me emociona que seas mi padrino en la Esfera. Siempre me animaste, desde el blog donde nos encontramos hasta el tuyo.
ResponderEliminarEscuchar los pàjaros me hace pensar.
Ana, gracias por los piropos. Me divertí mucho escribiendo este pequeño cuento.
Francisco, obedecí a tu sugestión de hace alrededor de un mes: cada uno puede o debe escribir. Me encantan las onomatopeyas y jugar con los idiomas es muy divertido.
Pues, gracias por la acogida, amigos esféricos. Un abrazo fuerte.