Pero pasó el tiempo y tanto él como sus conocidos fueron creciendo en años, en canas (aquellos que podían permitirse ese lujo) y en dolencias. Y entonces algunos que rememoraban sus palabras se atrevían a pensar "A lo mejor Fulano tenía razón...", sin acabar de comprender, maldita sea, y perdonen ustedes la reiteración, que Fulano únicamente se había limitado a exponer hipótesis ajenas, conclusiones basadas en métodos de investigación empírico-analíticos.
A Fulano lo enterraron ayer. En su sepelio todavía hubo alguien que apostilló: "Pobrecillo, qué chasco se habrá llevado".
Texto: Rafael Sastre Carpena
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
Pues si, porque despues ya no queda ná de ná.
ResponderEliminarBesos vivos
Pues quién sabe; lo mismo Fulano había oído lo correcto en el lugar apropiado saliendo de los labios adecuados. Lo mismo, digo, pero no sé.
ResponderEliminarSi queréis leer más cosas mías, visitad: http://rafasastre.blogspot.com.es/
ResponderEliminarMuy bueno!
ResponderEliminarMe pasaré por tu página.
Un tema inquietante, la vida después de la muerte. Hasta que no me muera no os puedo contar nada.
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