Introducir la cuchara en la olla y olfatear el aroma del dulce es una experiencia mística, y cual ceremonia gentil, me atrapa todos los días de la semana. Sonrío, me acerco al ventanal y observo a mis vecinos con suma atención. Ellos ignoran mi existencia y además forman parte de una rutina que desconocen absolutamente: los tres compartimos decenas de noches en vela. En mi caso padeciendo de un insomnio crónico, el anciano transcurriendo su vida tras el cristal de la ventana y el otro, un hombre de mediana edad y que vive en diagonal a mi casa, deambulando durante las madrugadas como si fuera un febril cazador al acecho de alguna presa que se obstina en escapar por los laberintos de su mente.
“Es novelista”, susurró una vecina del barrio. En ese momento comprendí el afán con el que a menudo aporrea las teclas del ordenador después de adueñarse de la idea, ese boceto intrigante que no lo deja descansar en paz.
Me paro en puntas de pie y estiro el brazo intentando alcanzar el último estante de la alacena. Encuentro los frascos, les quito el polvillo con un papel suave para no rayarlos y los acomodo sobre la mesada. En ese momento, el viejo abandona su puesto de centinela y atiende el teléfono. Mientras la mermelada se termina de entibiar, el hombre regresa con una taza de café y se reintegra a su destino de eterno vigía. La noche cae sobre la ciudad. El escritor sigue haciendo su trabajo. Yo, el mío.
Texto: Bee Borjas
Narración: la Voz Silenciosa
El transcurrir de la madrugada,cada vecino con su noche en vela...
ResponderEliminarMuy bueno
Abrazos
Te felicito, durante cinco minutos ta he acompañado y he sentido el aroma del dulce.
ResponderEliminarMuchas gracias por sus generosas palabras y un agradecimiento especial para La Esfera que es uno de los sitios que me ha recibido con apreciada gentileza. Sigamos rodando, entonces!!!
ResponderEliminarUn abrazo para todos!!!
Una delicia de lectura, Bee.
ResponderEliminarDejo aquí mis cariños tanto para vos como para la Esfera, tus extraordinarios anfitriones
Muchas gracias, Patri!!! Es un placer recibir tanto cariño y apoyo. Besos miles, amiga!
ResponderEliminarEl insomnio, fuente inagotable de inspiración.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Realista e insomne. Buen relato, Bee!
ResponderEliminarMe gusta!
Una idea lleva a la otra, y esa otra hace que... retroalimentación.
ResponderEliminarRecuerdo que estaba en mi ciudad, no hacía tanto calor y el mar estaba más azul que de costumbre.
Y ahora.
A big kiss, my BeeBee.
HD
ANA y PALOMA:
ResponderEliminarMuchísmas gracias por leer y dejar lindas palabras!
HUMBERTO:
Tenés que patentar lo de la "retroalimentación", Negro. Eso y la generosa amistad tuya, no hace más que alentarme en este camino. Abrazo enorme!
Bee: Es una enorme creación porque nos lleva de una ventana a la otra y porque, desde la simplicidad trabajada del relato, te proyectas a la genialidad de los grandes creadores. Muy bueno. Felicitaciones y abrazo
ResponderEliminarPor eso los que dormimos como rocas, debemos pasar menos horas en la cama. El tiempo se esfuma, se esfuma, se esfum, se esfu, se esf, se es
ResponderEliminarQue me ha gustado mucho, se me olvidaba lo importante.
ResponderEliminarOSVALDO Y AMANDO:
ResponderEliminarSon maravillosos los dos! Por el humor, la sensibilidad y el apoyo.
Los abrazo, amigos!!!