No se puede vivir destripando el pasado, se debe mirar hacia el futuro inesperado, donde los pajarillos alientan el silbido del alma.
Siempre me pierdo en la mirada pasajera que un día vino a mi ventana a decirme… ¡Espera!
Hoy he perdido un recuerdo, se me ha caído una ilusión, y al darme la vuelta solo veo un jodido desencuentro, una pérdida de amistad, de cariño en la lejanía de la cercana noche.
Se me han derrumbado las historias de amor de los cuentos perdidos en los que siempre gana el amor imposible. El mío sin el tuyo. En verdad me dijiste adiós.
Y yo como un tonto vivo sin creer en mí por todos los días que permaneces a mi lado, en mis sueños. Derrotado siento que la vida me retrae a un segundo, no, tercer o cuarto plano, de la actividad diaria, y aunque siempre tendrás a un amigo en mí y a un acuchillado corazón llorando por ti, jamás volverás a saber de mí.
Hipnotizante esa curva de tus labios de sabor a menta fresca. El caramelo de tus pupilas ardientes que endulzan a la mañana de un otoño temprano que viene a mi morada a zarandearme con viento fresco.
Texto: Gustavo García Pradillo
Narración: La Voz Silenciosa
Me gusta como aderezas los textos.
ResponderEliminarPrecioso...
Un abrazo
María Estévez.
Me gusta el texto, porque a pesar de ser triste, es humano y poético.
ResponderEliminarA mí me ha desconcertado el desamor que rebosa todo el texto y ese último párrafo lleno de erotismo que sugiere algo muy diferente a esa desazón triste que nos mostraba antes.
ResponderEliminarTal vez si hubiera estado al principio y a ese párrafo le hubiera seguido: Pero no se puede vivir destripando el pasado..." cobraría sentido para mí (y mucho).
Como la imaginación es libre, hago como que es así y puedo decirte que el texto me ha gustado.