19 abril, 2014

Paseo canino


Como cada mañana desde hace siete años el perro saca a un hombre de paseo.
Transitan viejas calles como cada día.
Y el Hombre, animal de vicios y costumbres, se mea en cada esquina.
Es el defecto que tiene, saberse animal de compañía, poseer poco más que su soberbia.

Y el perro con su hombre, y el hombre con su perro, pasean siete veces siete, sin
saber quien acompaña a quien.
Caminan pisando la hojarasca y bordean silenciosos callejones.
El perro mira el reloj, es su rutina.

Sin saber quien amordaza a quién, como esos matrimonios desgastados, setenta veces
siete y aún setecientas veces siete, un ladrido del hombre y un bostezo…

El perro levanta su pata por enésima vez.
Me despierta un ladrido lejano.
Me incorporo.
La cara empapada; abro los ojos, noto como una gota fría se desliza sobre el labio
superior, se desliza hacia la comisura de mis labios.

Enciendo la luz y miro al techo.

Estiro la mano y anoto en la agenda:

  • Psicoterapia martes 11:15 horas.
  • Llamar al casero: el tejado necesita reparación urgente, noche de perros.
Texto: Emérita (Mery) Suárez Santana
Narración: La Voz Silenciosa

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