La botella estaba fría, los cerillos se encontraban perpendicularmente a los cigarrillos, el volumen de la radio no es muy alto, la estación radial es la misma de siempre, y su sonrisa está justo donde la recuerdo. Así comenzó mi noche mientras todos se encaminaban a darle descanso a sus cuerpos –en lugar al alma-.
Yo me encontraba revisando algunas pruebas y releyendo un poemario. Juro –y no soy de los que les gusta jurar- haber realizado esto anteriormente, una especie de deja vú académico, en buscar algo de vino y trasnocharme con la excusa de trabajar hasta tarde. Quizás intentaba distraer todo lo visto el día de hoy en la Universidad, el fantasma de ella en el aula 5.
Qué triste me siento, no puedo negar la hermosa tristeza, si usted viera que bello se ven los fantasmas cuando dan clases.
Texto: Fito Baptista
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
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