No es frío lo que me despega la piel,
ni fiebre lo que me hace tiritar por dentro.
No es desgana lo que impide abrir las pestañas a la luz del
día,
ni falta de fuerzas para retozar entre sábanas.
No es la claridad la que me ciega el aliento,
ni las palpitaciones las que no dejan respirar el aire de
este cuarto.
No es la brisa la que hace esconderme entre almohadas,
ni las arrugas las que me impiden llorar.
quizás la penumbra de tus labios en mis ojos.
Quizás el deseo de enroscarme entre tus vellos
y limpiarme la noche con tus jugos.
Quizás el no poder moverme atrapada por tu cuerpo
entrelazando el espacio que estrechamos,
o el sabor de sentirme mojada con tu lengua fresca.
No es frío lo que me tuerce los huesos.
Es derrochar mil momentos en uno
y convertir tu recuerdo en desvelo.
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