07 enero, 2015
Bipolar
Una luna grande, hermosa, siempre me acompaña mientras paseo a la orilla del mar. Me gusta pensar que es un agujero en el telón negro de la noche. Un increíble mundo escondido detrás de la nada que me rodea y que no alcanzo a tocar. Siempre segura y nítida sin asomo de sus miedos. Me gusta mirarla en las suaves olas que la rompen en el mar. Siempre nerviosa e insegura, tililando de frío o de angustias. Algo real enmarcado en vida que puedo romper y acariciar. Braceo en el aire intentado alcanzarla, frenéticamente y no llego. Mis pies respirando desde la arena sumergida la rompen, esparciendo sus agudas líneas. Me gusta mirarme en ellas, sentir el espejo roto en mi cuerpo tocando el suelo y el vacío inalcanzable en mi mente soñando.
Texto: Ignacio Alvarez Ilzarbe
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