La busque en los bares, en los clubs nocturnos, entre los vendedores de coca, entre los compradores de sexo, entre los amigos causales y los de efecto.
Nada, no la encontré, decidí
dí volver a mi vida, sin ella, a esa vida irreal de horario de oficina, de niños al colegio y de polvos sabatinos.
Pero un jueves a las tres el teléfono sonó, era ella otra vez,
—Me vienes a buscar —me dijo.
—Como no —le respondí.
Texto: +Jesús Abreu
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