Miniesperanza
Quiero morir riéndome incluso a sucia carcajada. Quiero saltar al abismo sintiendo la adrenalina floja, sin pulsar ningún latido de más y ver llegar deprisa el acantilado. Quiero desnudarme en el infierno y burlarme del fuego mientras mi piel se derrite. Quiero sentir mis huesos crujiendo aguantando el esfuerzo baldío de los caballos de tortura. Quiero ver el árbol que no acabo conmigo, lanzar sus ramas y traspasarme de un lado a otro. Quiero sentir la bala liberando cualquier fluido que la desafía, la guillotina curando mis dolores, la katana separando dulcemente mis vísceras… No quiero sufrir la sequedad de mis lágrimas, estrujadas en los lagrimales, reprimidas, explotando, hirviendo de la presión y mi cara de Talía y Melpómene. Quiero sentirlas horadando un cauce en mis mejillas.
Hoy, han pasado horas en mi mundo de segundos; una eternidad para cambiarlo y/o un casi alcanzable para borrarlo con mi mundo de mentira. Cuál el de ayer o el de hoy?
El corazón estira mis labios abultados cuando asalta el mundo, cálido y enamorado, henchido de vida, supurándola, esparciéndola, eyaculándola, fagocitando toda la oscuridad con un latido. Un milisegundo en el mundo encogido esperando que el ayer no vuelva.
Texto: Ignacio Alvarez Ilzarbe
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