Cuando el dolor marchite de color taciturno los fortuitos rubores de dicha y una serpiente de millones de brazos ponzoñosos me atraviese sin detenerse engullendo cada todavía palpito,
Cuando el apresurado cansancio rodee ágil mi ajada respiración sofocando espasmos de subsistencia y el impuro hálito alimente con viejos legados estertores inconclusos,
entonces, me arrastraré de nuevo para descubrirte, voltear tus recuerdos con la difícil empatía y despertar tu amor anestesiado. Y volver a vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por contribuir con tus comentarios y tu punto de vista.
Los componentes de La Esfera te saludan y esperan verte a menudo por aquí.
Ésta es tu casa.