Lo he realizado con motivo, no quiero engañarme y en el fondo de mi mente conozco la realidad y sus consecuencias. Sé que lo que ahora me enseña no es cierto, el valor que me muestra no es la realidad. Lo conozco y yo lo he provocado. Nunca podré fiarme de ella pero sé seguro que estará siempre para soportar el peso que me atormenta.
En cristiano, he modificado la tensión de las galgas extensiométricas de mi báscula, he profanado el templo, he violado a mi dueña, he soltado sus tornillos, la he desmontado, manipulado y ahora, ahora la adoro, la acaricio sin pudor, apoyo mi cara sobre ella mientras los segmentos que conforman el mensaje celestial que me muestra es el display del verano. Delgado, autoengañado pero delgado.
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