16 enero, 2012

Cigarrillos de agua


Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia

Se levantó de la silla, con la velocidad de una rama torturada. Mientras se cerraba el equipo, echó un vistazo al reloj digital, habían pasado dos horas y cincuenta y tres minutos desde que enchufó el ordenador. Le dolía la espalda. Los ojos le escocían un poco, como si tuviera algo de vinagre dentro de ellos. Le apetecía un cigarrillo, pero no intentó sacarlo de la cajetilla, a ella no le gustaba que fumara y todavía estaba despierta. Aunque saliera a la terraza, se daría cuenta. ¿Por qué no inventan cigarrillos que dejen aroma de agua en la lengua y sabor de lluvia en el aire?, se dijo. ¿Por qué no dejo de escribir y me dedico a fabricar cigarrillos de agua?, se dijo. Mientras pensaba si abandonaba su inexistente carrera literaria y se convertía en industrial tabaquero, decidió beberse un vaso de agua que regase los surcos áridos de su lengua y de su garganta, como si lo fumara. Al entrar en la habitación, ella le sonrió, con el sueño descabalgando veloz sobre sus párpados. ¿Has escrito algo?, preguntó con la voz indecisa de una azucena cansada.
Él se encogió de hombros. Al hacerlo, el lado izquierdo del cuello sintió el dolor agudo de la vieja contractura que habitaba como un okupa al que ni la policía antidisturbios puede desalojar. Miró sus ojos y denegó con la cabeza… Nada, no había escrito nada, ni una sola línea.
Ella cerró los ojos, apagó la luz. Él se durmió, convencido de su fracaso y soñando con fabricar cigarrillos de agua, y no oyó la precipitación de sus lágrimas silenciosas.
Un verso se deslizó en mitad de la madrugada, pero nadie lo atrapó.
Texto: Amando Carabias
Narración: La Voz Silenciosa

18 comentarios:

  1. Dácil Martín24/3/10, 11:34

    "Cigarrillos de agua" todo es posible, verosímil. Qué mundo este,¿verdad? También me pregunto que hago iniciándome a escribir, pero vale la pena, y tanto,

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  2. Sí, Dácil, a pesar de todo merece la pena.

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  3. Fabricar cigarros de agua? para ello tenemos el agua, pura y fresca. Siempre soñando con lo que no tenemos. Las morenas se tiñen de rubio, las que tienen el pelo rizado, se hacen un desriz y se lo planchan y las que lo tienen lacio se hacen la permanente.
    Fruto de la insatisfacción del hombre.
    Buen texto

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  4. Ya, FranCo, pero quisiera fumarlos no beberlos...
    Es verdad, de todos modos, siempre insatisfechos, siempre deseando justo lo que tenemos...
    Me acaban de decir esta frase:
    "Hoy es el día que ayer te preocupaba".
    Gracias y un abrazo.

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  5. Nadie atrapó ése verso... lástima, pero habrá que seguir a por él. Muchas veces son escurridizos, imagino que como cigarrillos de agua...

    (Imagino porque no fumo tabaco, la nicotina es para otro tipo de débiles, no para mí)

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  6. Seguiremos su captura, pero quizá ése sea el error, pretender que podamos capturarlo. Mejor que nos capture él.
    (La debilidad de unos es la fortaleza de otros y viceversa). :)

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  7. Hace años que empecé a fumar; un año y unos meses que empecé a escribir; unos meses que dejé de fumar. ¿Cigarrillos de agua? Creo que no sería mala idea ¿Quitarán, realmente, las ganas de fumar y escribir?

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  8. La idea era justo la contraria, que nos permitan fumar siempre que queramos. Creo que las ganas de escribir se nos acabarán el día después de haber muerto.
    Abrazos, ex-fumador

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  9. Me ha gustado mucho tu relato de "ficción", sobre todo la última frase que es el verso que se escapó.

    Entro en el blog y leo a saltos, un día una cosa, otra dos. No tengo tiempo, me siento como el conejito blanco de Alicia: atada a un reloj de bolsillo de enorme cadena.

    Saludos,

    Anabel, la Cuentista

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  10. Cigarrillos de agua como símbolo de cambio, cambiar de piel y de hábitos, romper con todo.
    No siempre es posible. No siempre es buena idea soñar con la utopía para borrar la frustración.
    Me ha gustado mucho. Muy bueno

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  11. Muchas veces el escritor mientras lamenta su esterilidad y sueña con fabricar cigarrillos de agua, sin darse cuenta, está creando sus mejores versos. ¡cosas de escritores! felicidades.

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  12. Amando, un relato que aborda una doble insatisfacción: la de no poder fumar cuando apetece y la de ver escurrirse el tiempo sin haber escrito ni una sola línea. Ambas las conozco y son torturadoras.
    En cuanto al tabaco no hablaré, que lo dejé y caí de nuevo (imbécil que es una). Y por lo que se refiere a la ausencia de palabras... duele, martiriza, se clava con su desazón aprensiva de imaginar que pueda ser para siempre. En tales ocasiones, me acuerdo de los campos y sus necesarias etapas de barbecho para que puedan dar nuevos frutos en condiciones; me consuela mucho. Y en fase de barbecho está el protagonista, que ya en el inconsciente traza versos que, sin duda, escribirá más adelante.
    Me ha gustado esta ficción que tantos sentimos en ocasiones.
    Un fuerte abrazo..

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  13. Nos inventamos sueños por no poder atrapar la realidad. Así los versos, fluyendo tal vez cerca, como las lágrimas, y nosotros sin enterarnos.
    Besos besos

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  14. Es más fácil dejar de fumar que intentar atrapar versos aún durmiendo, en plena noche.
    Palabrita de exfumadora empedernida
    El micro destila, además de nicotina, mucha tristeza. Es lo que siento.
    Besos de humo, Amando.

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  15. catherine17/1/12, 0:31

    Cualquier parecido con una amiga extranjera, fumadora e aficionada al agua buena, entristecida por esta mala noche sería pura coincidencia.
    ¡A buscar este verso! que lo encontrarás.

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  16. Anoche no lo pude oír, pero ahora que lo he escuchado en el equipo de un compañero, estoy aún alucinando con esta recreación que haces...
    Es un honor haber sido seleccionado por esa portentosa voz.

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  17. Mi agradecimiento a ti y a toda La Esfera que me permite encontrar tanta calidad junta. Leyendo me siento feliz y os agradezco que me permitáis hacerlo. A través de ti hago extensivo el agradecimiento a todo el grupo humano de esta web.

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  18. Qué delicia disfrutar por partida doble de este texto: escucharlo en la voz de José Francisco y volver a leerlo.
    Gracias a los dos, Amando y José Francisco, por brindarnos esta excelente historia.
    Un abrazo grande.

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