Original en las historias que nos presenta con el aspecto de cotidianas, original en la forma en que las trata, original en la manera en que nos deja sorprendidos con un final que no esperamos.
Pero Historias de sujetadores no es solo un conjunto de relatos originales. Eso sería decir muy poco.
En Historias de sujetadores palpita la esencia de la mujer, tan variada, compleja, cambiante, tenaz, pasional, llena de complejos y de amor, libre para hacer su voluntad o atada a un pasado que la condiciona, perceptiva, a ratos depravada, los más, sensual, con pasado, presente e infinitos futuros.
Y, para qué negarlo, en Historias de sujetadores también hay hombres que no son meros comparsas. Son el contrapunto necesario, el eje que hace girar el interés de las protagonistas, quienes dan sentido las fantasías, anhelos y gozos de las protagonistas absolutas de estos relatos.
Hablé de originalidad, pero esta reseña no estaría completa si no resaltara la clave del universo de Anabel Consejo Pano: la sensualidad. En cada relato, en mayor o menor grado, nos encontramos con mujeres sensuales, sexuales, que viven sus experiencias y nos dejan participar en ellas desde ese puesto de voyeurs de excepción que Anabel nos proporciona.
Leer Historia de sujetadores es un placer infinitamente más que recomendable, un viaje a la sensualidad que aparece en lo cotidiano, cuando menos te lo esperas; una infusión de gozo que penetra por tus neuronas, cala en tu cuerpo y te deja satisfecha aunque, como sucede con todo placer que se precie, con ganas de más.
Crítica: Ana Joyanes
No he puesto esta información en la reseña porque en ella quiero resaltar solo lo relativo a este libro delicioso que Anabel nos ha regalado, pero sé que habrá muchos que quieran conseguirlo, así que ahí va el enlace a su bog, donde podemos conseguirlo.
ResponderEliminarlacuentistadehamelin.blogspot.com
Anabel, hace tiempo que tenía que haber escrito tu reseña, pero las horas del día se me negaron a estirarse. Llega un poco tarde pero, justo por ello, me ha permitido releerlo y reafirmarme en que es una joya que debe ser difundida y leída.
Un abrazo grande, Cuentista, escritora.
Me abrumáis e infláis mi ego a partes iguales.
ResponderEliminarGracias, Ana. Sería imposible explicar lo mucho que me emocionan vuestras palabras, vuestro apoyo. Las tuyas, si cabe, un poquito más, ya sabes, bruja.
Escribir en un teclado sin letras, en medio de una habitación desordenada, casi en penumbra, donde los sueños y las ideas se emparejan formando historias que me atrapan por completo, convirtiéndome en una posesa hasta que no logro plasmarlas en letras es una experiencia muy solitaria e íntima (sé que, vosotros escritores, me entendéis); tan íntima y solitaria que millones de veces me pregunto a quién va a interesar esto.
Saber, comprobar que el esfuerzo de mostrarlo es positivo, qué digo, increíblemente positivo es el mejor de los premios.
Has leído con los ojos muy abiertos, Ana. Y esto que parece una perogrullada no lo es: hay que saber leer. Tu mirada sabe dónde posarse y qué resaltar. Con reseñas así no me hace falta publicidad de ningún tipo.
Gracia, Ana, de nuevo.
Te debo un achuchón o dos,
Anabel
Voy a contestarte devolviéndote la pelota: con relatos como los tuyos, es fácil leer. Y muy estimulante.
ResponderEliminarTodo el mérito es tuyo. Ojalá que siempre sigas con ese entusiasmo por contar historias, que nos contagia y nos hace soñar y vivir otras vidas, que bien podrían ser las nuestras.
Espero esos dos achuchones. Te mando otro, virtual, pero lleno de cariño.
un buen regalo de reyes http://www.edmilenio.com
ResponderEliminarCon poner HISTORIAS DE SUJETARORES en buscar... ¡hecho!
Por si quedaba alguna duda: Pilar es mi representante.
ResponderEliminar:-)))))
Saludos,
Anabel
Anabel: me paso por aquí para felicitarte de nuevo y decirte que te leeré con entusiasmo.
ResponderEliminarUn abrazo Á.
Anabel, sabes que me enganchaste como lectora desde que me mandaste el libro.
ResponderEliminarRealmente Ana dice toda la verdad pero yo añadiría una sola cosa, estas historias son de las que no se olvidan, de las que las sensaciones que te transmite se quedan impregnadas en tu mente, en tu piel, en tus sentidos para el resto.
Yo ya lo he leído dos veces y no me importaría releerlo y releerlo porque siempre encuentras detalles increíbles.
Enhorabuena Anabel, espero impaciente esas "Historias de calzoncillos"
Un libro de fácil lectura con mucha dosis de sensibilidad hacia la soledad de las protagonistas y que Anabel resuelve magistralmente con unos textos sencillos al alcance de todos. ¿Para cuándo una "Historias de corbatas y pasadores" o similar?
ResponderEliminarBesos para la autora de la reseña y para la autora del libro.
Gracias, Ángeles, Inma y Flamenco.
ResponderEliminarMe repito como una cebolla, lo sé, pero leer estos cometarios son la mejor recompensa.
Gracias a Flamenco por este comentario y otro que ha dejado en La Cuentista. Ah, y un besito a tu mujer.
También quiero dar las gracias a Isolda, que me ha regalado una joyita de reseña que guardo con todo mi cariño e ilusión.
Las próximas historias ya están escritas. Me faltan una o dos, pero el libro está hecho. Pero es pronto aún. Creo que a los hombres os sorprendería.
Y que sois muy amables, demasiado, pero que no me importa.
Besos a doquier,
Anabel
Historias cotidianas y originales. Historias de fácil lectura. finales sorprendentes. Son los calificativos de este libro y en el coinciden todos. Has aplicado la fórmula mágica.
ResponderEliminar¿Que falla? ¿Tal vez la editorial?
Que por nuestra parte no quede. Desde La Esfera, aconsejamos como lectura imprescindible.
Ana lo describe muy bien, es un libro de historias curiosas donde la perspectiva de la mujer gira, se acerca, se aleja de la alma. Y donde el hombre no queda al margen, gana cuando se implica con ellas. Por eso, Anabel, estamos a la espera de tu nuevo libro, de tu visión del otro lado, del otro género.
ResponderEliminarFranco, si lo único que falla en el libro es la editorial, me doy con un canto en los dientes. De todas maneras, es la única editorial que ha tenido el valor de publicarme. Gracias, pero me temo que no tengo la fórmula mágica, si la tuviera, otro gallo me cantara.
ResponderEliminarGracias, Dácil. Tal y como dice las cosas Ana te las has de creer. Y el segundo está en el horno, pero la cocción, como ya he dicho, ha de ser lenta, muy lenta. Esperemos no abrir el horno antes de tiempo y que se nos desinfle como un souflé.
Saludos,
Anabel
Anabel, que he leído tu libro y coincido con Ana. A veces, más que menos, Ana y yo tenemos los mismos gustos. Eso sí, está claro que a ella no le gusta el flamenco, y a mí me pirra.
ResponderEliminarBesos