Con audio
Hoy mi cabeza volaba. No podía sostenerla sobre mis hombros. Era uno de esos días que necesitaba libertad, que reclamaba autonomía para crear, para separarse de lo terrenal y distanciarse de un tipo tan jodidamente aburrido como yo. Mi cabeza en ocasiones se revela y me pide el divorcio, no me soporta, somos seres muy diferentes. Ambos hemos envejecido, yo me he convertido en una mierda arrugada y ella en una loca. Me pregunto que hacemos juntos. Ya no tenemos nada en común, pero no puedo dejarla marchar. Si se marcha, yo me perderé definitivamente y me convertiré en un hazmereir, en un globo a merced del viento. No puedo ceder, no puedo dejar que esta cabeza chalada se vaya y me deje tirado como una colilla encendida olvidada en un cenicero. Espero que no perciba que está ganando la batalla, que su creatividad, sus viajes inventados, sus borbotones imaginativos... me dobleguen. Por ello hoy he tomado una solución salomónica. Y ella tan contenta. Le he propuesto que la llevaría a pasear, pero atada con un cordón. Ella es brillante, dispersa, creadora, pero ingenua y aceptó. La até con un cordón y la llevé como niño que lleva un globo en su mano y fuimos a pasear. Ella empezó a llenarse, burbujeó de ideas, voló y tensó la cuerda manteniéndose unos palmos por encima de mis hombros. Los transeúntes nos miraban, y yo me avergonzaba de haber perdido media batalla y el medio control de mi cabeza. Pasó un niño a nuestro lado con un globo en su mano, también nos miró. Mi cabeza no miraba a nadie.
Texto: Francisco Concepción Álvarez.
Voz: La Voz Silenciosa.
Hoy mi cabeza volaba. No podía sostenerla sobre mis hombros. Era uno de esos días que necesitaba libertad, que reclamaba autonomía para crear, para separarse de lo terrenal y distanciarse de un tipo tan jodidamente aburrido como yo. Mi cabeza en ocasiones se revela y me pide el divorcio, no me soporta, somos seres muy diferentes. Ambos hemos envejecido, yo me he convertido en una mierda arrugada y ella en una loca. Me pregunto que hacemos juntos. Ya no tenemos nada en común, pero no puedo dejarla marchar. Si se marcha, yo me perderé definitivamente y me convertiré en un hazmereir, en un globo a merced del viento. No puedo ceder, no puedo dejar que esta cabeza chalada se vaya y me deje tirado como una colilla encendida olvidada en un cenicero. Espero que no perciba que está ganando la batalla, que su creatividad, sus viajes inventados, sus borbotones imaginativos... me dobleguen. Por ello hoy he tomado una solución salomónica. Y ella tan contenta. Le he propuesto que la llevaría a pasear, pero atada con un cordón. Ella es brillante, dispersa, creadora, pero ingenua y aceptó. La até con un cordón y la llevé como niño que lleva un globo en su mano y fuimos a pasear. Ella empezó a llenarse, burbujeó de ideas, voló y tensó la cuerda manteniéndose unos palmos por encima de mis hombros. Los transeúntes nos miraban, y yo me avergonzaba de haber perdido media batalla y el medio control de mi cabeza. Pasó un niño a nuestro lado con un globo en su mano, también nos miró. Mi cabeza no miraba a nadie.
Texto: Francisco Concepción Álvarez.
Voz: La Voz Silenciosa.
¿Se va tu cabeza? ¿Te conviertes en un hazmereir? Pues, me he reído mucho, el resto es el problema de las parejas viejas que no evlucionan al mismo compás.
ResponderEliminarMe ha gustado el texto, me ha gustado la metáfora. Muchas veces me sucede algo similar. Quizá la solución sea establecer un pacto de no agresión. Lo mismo es suficiente. ¿Quién sabe?
ResponderEliminarCabecita de ideas locas, que contagias tu locura y nos diviertes a todos. Sigue volando...
ResponderEliminarDe vez en cuando hay que hacerlo la sacas a pasear y vuelve nueva. Tiempos muertos, que suelen ser muy fructiferos, por otra parte. Me ha encantado el cuento. Ideas no te faltan nunca, Francisco.
ResponderEliminarBesos para tí, con la cabeza ya en su sitio, más arriba no llego.
Buenísima metáfora!!. ¿dónde está el límite entre el volar, imaginar, crear,... y el mantener los pies en el suelo?. Esa cuerda que impide la LIBERTAD TOTAL. Genial.
ResponderEliminarGracias por su punto de vista, Amando, Inma, catering, Isolda, Miguel Ángel. No podemos dejar marchar a nuestra cabeza, aunque esté loca. o demente. Siempre regirá mejor que un cuerpo abandonado.
ResponderEliminarMagnífico. De Cabezaloca a Cabezalibre.
ResponderEliminarMe ha encantado además de habernos sentido muy identificadas, mi cabeza y yo.
ResponderEliminarAna J., muchas gracias. Aunque el calificativo le queda grande. No he logrado transmitir exactamente lo que pretendía. Me quedé en el camino, intentando emplear un leguaje coloquial y de reflexión interna.
ResponderEliminarIsabel, es cierto, nuestra cabeza vuela en muchas ocasiones fuera de nuestro dominio. Pienso que no es malo. Lo catastrófico sería que nunca volviera. Que emprendiera sola su camino y nos dejara abandonados.
Puedo estar de acuerdo con el texto, incluso sentirme identificada, pero, y no me preguntes por qué, sobre todo me ha recordado a algunas parejas...
ResponderEliminarCosas de cabezas que vuelan independientes.
Ni caso.
Anabel
Querido FranCo: no me refería a la cabeza del relato.
ResponderEliminarBesos
La cabeza loca al final ya no miraba a nadie... Se me ocurre pensarlo como un estado delirante: ya no se necesita el mundo exterior, solo existe el mundo inventado.
ResponderEliminarInteresante.
Menos mal que saca la cabezaloca a volar, si no como cargaría las pilas de su cuerpo, qué sería de sus ojos tan cortos de vista. Pero, hoy en día, hay unos mandos a distancias para los urbanitas.
ResponderEliminarBesos
Ángeles, gran acierto. Muchos existen, existimos solo en un mundo inventado.
ResponderEliminarDácil, todos los urbanitas tienen mando a distancia. El peor de todos, la TV. Es el mando a distancia de nuestras ideas, de nuestro pensamiento. Nos cambia, nos modifica, nos roba tiempo y hasta nos cambia de canal político.
ResponderEliminarEn principio el texto no varía. En principio todo queda tal cual lo leímos el día en que subiste este micro a este blog... Y sin embargo, una lectura como ésta, que le da a cada palabra su propio peso específico, una lectura que previamente ha descubierto o ha interpretado los matices que a cada frase había otorgado el autor, la enriquece, la embellece.
ResponderEliminarGracias por esta iniciativa.
Gracias a La Voz Silenciosa por su voz y por su modo de leer que ya me ha emocionado en varias ocasiones.
FranCo, anoche escuche tu texto, leído por Jose, en La Voz Silenciosa, y ahora al leerlo sigo pensando igual, es magnifico, muy en tu línea, lleno de "letra pequeña" que hay que interpretar, cada uno a su manera.
ResponderEliminarNo creas, que más de uno y de dos, tenemos que llevar la cabeza bien sujeta, porque se nos vá.
Gracias por darme a conocer La Voz Silenciosa, ha sido una experiencia muy interesante.
Besicos.
¡Qué pasada!!!!!
ResponderEliminarYo quiero esa voz!
La quiero para que lea mis textos y la quiero para mí.
Me da igual que sea varonil, esa voz la quiero yo!!!!
Ya lo conocía, de oídas, valga la expresión, de escucharlo en La Esfera Radio, pero es que oír uno de NUESTROS textos de esta manera... no sé, se te ponen los pelos de punta.
Besos, besos
Bueno Ana, en tu cuerpo de mujer, quizás no quede muy bien esa voz, así que si no te importa me la pido yo, ¿vale?.
ResponderEliminarMe ha encantado la voz. Pero por encima de ello, releer (en este caso escuchar) tu texto, Francisco. Como las buenas películas, ganan con el tiempo en el recreo de su re-disfrute.
Ha sido un arrebato, Miguel, lo reconozco.
ResponderEliminarPero es que daría algo por tener una voz así, con cuerpo, cálida, sosegada, que transmita...
En fin...
Simplemente me siento emocionado. Gracias por todo lo que me habéis hecho sentir.
ResponderEliminarLa Voz
Voz silenciosa, en todo caso, el sentimiento es mutuo.
ResponderEliminarUn abrazo
Voz, eres la voz
ResponderEliminarMe ha encantado el relato, y más si cabe, leído con esa voz tan sugerente y cadenciosa.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Saludos.
Voz silenciosa, voz preciosa por favor vuelve a la Esfera a menudo a leer más textos.
ResponderEliminarYa decía yo que esto me sonaba... Parece diferente leído por la Voz Silenciosa...
ResponderEliminarPerdonadme, se me va la cabeza...
Anabel