Lo peor es que no me quiero encontrar.
O lo mejor.
Vagar y divagar por este bosque de cemento
donde sólo huelen a pino los ambientadores
y los semáforos me señalan órdenes
que ya no pienso cumplir.
Callejear como una perra
sin collar ni vacunas,
sin necesidad de marcar territorio
ni extender olores.
Reconcentrada como el zumo de la sabiduría
que sabe más por lo que duele que por vieja.
Recalcitrante en mis convicciones
única religión que como agnóstica ladro.
Habitada por mis pulgas, malas o buenas,
pero mías.
Me rasco donde me pica,
me lamo donde me place,
y la lluvia me moja más que nunca.
Perdida en la felicidad de lo evidente,
en el paisaje de lo tangible y
en la convicción sana de que soñar
no sale gratis.
Menudo jarro de agua fría ¿ahora tengo que pagar por todos mis sueños?
ResponderEliminarDescarnado poema, Anabel, que entra por cada poro de piel, llenándolo de verdad cruda, de esa realidad que nos recorta en rebanaditas de desesperación...
ResponderEliminarSoñar no sale gratis, es cierto, pero soñar es menos doloroso que darse cuenta que el único olor a pino es el de los ambientadores. Quizá por eso el zumo de sabiduría tiene que ver con el dolor, no con la vejez.
Cuando la poesía se parece a una cuchilla recién afilada, asusta, sí, pero sobre todo convence después de haber estremecido.
A veces somos los desterrados de nosotros mismos y vagamos por la ciudad como perros sin dueño.
ResponderEliminarCuánta dolorosa ironía en este poema, cuánta rebelión alzada.
Saludos afectuosos.
¡¡¡GUAU!!!
ResponderEliminar¡Me ha encantado Anabel!
Pero no te veo yo precisamente muy “perdida”, porque tienes muy claro cómo transmitir de forma tan directa y certera.
Ailema del Revés
Duele esa rebelión y el no querer encontrarse. En realidad duele todo el poema. Me ha encantado los cuatro últimos versos que le dan sentido al resto. (aunque quiero creer que soñar no cuesta nada)
ResponderEliminarBesos, todos, esos sí son gratis.
Excelente poema Anabel.
ResponderEliminarExcelente poema. Resalto "me rasco donde me pica, me lamo donde me place" como una perra sin collar. Veo más libertad que deseperación, perdida, sí, perdida en la felicidad... La libertad no sale gratis.
ResponderEliminarEnhorabuena, Anabel.
Dice una buena amiga que lo que pesa no son los años sino los daños.
ResponderEliminarPero ¿Quién no ha tenido heridas con el paso del tiempo?, y también satisfacciones y alegrías.
Cardos y rosas sin espinas, sueños costosos o imposibles y realidades que aparecen como un regalo antes de que nos diera tiempo a soñarlas.
También eso tienen los años-daños-sueños: que vamos sabiendo quiénes somos, qué queremos, y no nos asusta rascarnos donde nos pica y asumir el paisaje de lo tangible como no tan malo.
Bello, duro, claro.
Un beso Anabel de Á.
Me tendrás que dar unas cuantas clases particulares para aprender a perderme tal y como tú estás perdida... y para aprender a escribir de la forma en que tú escribes...
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Un poema precioso, duro pero bueno
ResponderEliminarUn abrazo
Perdida y hallada en el...asfalto.
ResponderEliminarDuro el poema como la vida misma.
Un abrazo Anabel.
Gracias a Sergio, Amando, Isabel, El Ratón, Isolda, Inma, Catherine, Ángeles, Ana, Elena, Flamenco. Y a FranCo que pensó que era una buena idea subir este poema a La Esfera Cultural.
ResponderEliminarY es que me dijo que andaba perdida y yo le contesté con el poema, que ya tenía escrito hacía algún tiempo.
Es duro, pero real como mi vida misma. Sólo os puedo decir que estoy en cada verso. Tal vez le falte pasar la podadora –como dice nuestra amiga Pilar- en algunos versos, pero a lo mejor perdería fuerza. No lo sé. Me pasa con todos mis poemas. De momento, lo dejaré así.
Soñar no sale gratis, querido Sergio. No. Te lo dice una soñadora empedernida que ha hipotecado mil veces su casa por soñar y que lo seguirá haciendo. Porque ¿qué otra cosa podemos hacer que soñar? A pesar de todo, aunque haya que pagar todos los sueños que no hemos logrado ni lograremos nunca, hemos de soñar.
Reitero las gracias.
Besos de esta perdida de la vida,
Anabel
Anabel, estos versos son alfileres que se clavan, cristales rotos que se pisan, perros que muerden. Es la LIBERTAD absoluta en mayúsculas, y a la vez es un campo de concentración, ese en el que a veces se convierte la vida, lleno de alambradas, y de muros ciclópeos. Los que levanta nuestra mente, nuestro corazón. Estoy contigo soñar no sale gratis, pero ¿hay algo gratis en este mundo que nos ha tocado transitar? Isolda dice que los besos, puede que los abrazos, quizás la ternura. Anabel seguiremos soñando, aunque nos cueste, aunque nos duela.
ResponderEliminarInmenso poema, como flechas, como dardos, como balas que se incrustan en la diana de la existencia.
Un abrazo a todos, un beso a Anabel...
De esta poesía si me gusta comer.
ResponderEliminarFelicidades
Por supuesto que seguiremos soñando, por supuesto, cueste lo que cueste. Gracias, Xavier.
ResponderEliminarGracias, jefe, espero poder servirte algún platillo de tu gusto más a menudo. Y gracias por creer: porque eres de los que creen de corazón y todo lo dan. Porque eres el que más sueña de todos aún sabiendo lo carísimo que sale.
Saludos,
Anabel
Ah, y no me olvido, no puedo hacerlo, de La Voz Silenciosa. Es, como siempre, un honor oírte en mis versos o palabras. Un honor.
ResponderEliminarGracias y besos mil,
Anabel