En aquella extraña tienda se prestaba cualquier producto que uno necesitara con urgencia. Esperaban expuestos en las estanterías: botes de risas, de abrazos, tarros de luz... Aquel día Amanda ansiaba la luz solar. No soportaba tener que vivir en un lugar tan frío y triste. La mortecina claridad la convertía en un ser anodino. Necesitaba la energía de los rayos del sol. Quería pasear y vibrar con los brillantes colores del verano que no podía disfrutar. Sentía nostalgia de su tierra, allá en el lejano sur. También se llevó la luz de la luna llena para colgarla de su ventana, por si le apetecía bailar descalza, y la brisa del mar, para que la acompañara. |
21 agosto, 2011
Tarros de luz
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Es probable que quien pudiera instalar este negocio se hiciera de oro, porque se llenaría de amigos imperecederos.
ResponderEliminarHay más de una persona que, como el tocayo de la protagonista, ansían tantas veces la luz en medio de la oscuridad.
Solo los que somos del sur sabemos lo que se necesita la luz. Lo que hemos tenido y nos falta se hace imprescindible.
ResponderEliminarGuárdame un tarrito de esos.
Muy bien narrado.
Las tinieblas que en algunas regiones impiden incluso ver las estrellas y tras las cuales de tarde en tarde puede adivinarse el sol: la vida en blanco y negro...
ResponderEliminarCompraría los tarros de luz, de luna y de estrellas. La sonrisa y los abrazos podría conseguirlos por mí misma.
Preciosa metáfora. Un abrazo. Á
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl Sur es insustituible: su luz, su luna, su mar...
ResponderEliminar¡Cómo me identifico con este micro!!!
Ese tarro es una preciosidad y tu micro nos llena de energía de la que tenemos en el sur. Procuro envasar todos los días la luz del sol y de la luna.
ResponderEliminarBesos del sur.
Gracias a todos por vuestras palabras es una bonita bienvenida.
ResponderEliminarMe ha gustado la idea, tarros de luces, besos, etc. Bonito relato. Aquí en Madrid lo que sobra es calor y falta luces de estrellas. Cuando encuentre la tienda, además, me traeré dos tarros de auroras boreales, en continua danza. Muy hermoso Magdalena
ResponderEliminarMe encanta ver el éxito de tus tarros de luz, Maga. Guarda unos cuantos para Leocadia que te hara un pedido un día de estos.
ResponderEliminarFelicidades Magdalena, hermoso relato.
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