18 septiembre, 2011

Fora Tempo

En las ciudades hay lugares que están entre paréntesis.

No es fácil descubrirlos, no se encuentran buscándolos como los otros. Lo sé porque me salen al encuentro, súbitamente, abordándome, sin tiempo para cambiar de acera como suelo hacer ante lo desconocido. Lo sé porque me detengo involuntariamente, sin motivo, miro a mi alrededor y los veo. Esos lugares te llaman. Luego ya, los conoces y te quedas. Y vuelves.
En ellos el tiempo transcurre de otro modo, fuera de los cauces habituales de lo cotidiano, a gusto del consumidor. Se detiene, retrocede, avanza más deprisa o más despacio, al ritmo de mis sensaciones o de mis pensamientos. Es inútil mirar la hora, ayer había pasado un minuto cuando pensé que eran horas, hoy ha pasado una hora vivida como un segundo.
Sólo a veces, cuando el reloj mide el tiempo de los otros, hago una pausa.
Entonces, una mujer tiende una lavadora oscura de ropa masculina en uno de aquellos balcones “otra tanda, la última, y esa mujer, y que sigue sentada en el parque, lleva por lo menos cuatro horas, vaya ganas, con el frío que hace”. Diez minutos. Disimuladamente disparo mi cámara, me mira. Un hombre pasa


con la bolsa del pan en una mano y el periódico bajo el brazo “a ver si ha llegado ya el abuelo o habrá que ir a buscarlo”. Me mira. Dos minutos. Un niño pasa corriendo atado a un perro, medio minuto, una caída, me mira, llanto, ladridos. El hombre deja el pan y el periódico en un banco y vuelve a consolarlo y recogerlo. Cinco minutos. El anciano, atraviesa el espacio lentamente, con dificultad:

- Buenos días- con sonrisa, parándose.
- Buenos días - las palabras me salen con sonrisa y con dificultad.
- Hace bueno hoy - se acerca-, un poco de frío, pero al sol se está bien.
- Se está bien sí- parca.
- Ale, hasta otra guapa, - vuelve a arrancar- me espera el hijo para comer.
- Adiós, no se entretenga que le he visto pasar hace un rato. Treinta minutos.

La mujer, que sigue sentada en el parque, enciende un cigarrillo. Mira el reloj y sonríe. Recuerda en ese momento que tiene que poner un programa corto para sus cuatro prendas, las que más usa, las más cómodas., mandar cuatro mails, hacer cuatro cosas. Hoy no le ha dicho nada su hijo de ir a comer con ellos. Vuelve a sonreír cuando piensa en su nieto. Mira el reloj. Hace otra foto. Cinco horas.
En las ciudades hay personas que están entre paréntesis.

Autora: Isabel Mª González Verdugo
Narración: La Voz Silenciosa

9 comentarios:

  1. Efectivamente hay lugares que son como un paréntesis, y esos jardines que sólo se mueven al ritmo de las estaciones, que son como habitaciones grandes de una casa común, son uno de ellos.
    Gran capacidad de observación la tuya y exquisitez a la hora de elegir los instantes e hilvanar una historia entre cotidiana y melancólica.

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  2. Me ha gustado mucho Isabel, suelo fijarme en cosas así, suspendidas en lo cotidiano, que suelen encerrar mil historias detras. Bien narrado.

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  3. Me has llevado sin darme cuenta hasta la mitad del texto hacia rincones que luego no esperas.
    Me has hecho pensar en una frase que decía mi padre: "No sé porqué pero aunque esté en una ciudad desconocida hay lugares que me llaman".
    Gracias Isabel por traerme estos recuerdos

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  4. También en casa hay momentos y lugares "foráneo tempo".
    Serrat lo inmortaliza " aquellas pequeñas cosas cuyo tren cogió boleto de ida y vuelta, las que nos dejó un tiempo de rosas en in cajón, en un rincón o en un papel ...)

    Ternura literaria que juega con el tiempo, la emociones y unos personajes entre paréntesis.

    Un abrazo. Á.

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  5. Me ha gustado mucho la primera frase.
    Saludos desde el aire

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  6. Me ha gustado mucho cómo has hecho del transcurso del tiempo el protagonista de tu relato.

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  7. Me ha encantado tu relato, Isabel. Más la primera parte que la segunda, siendo sincera. La descripción inicial de esos lugares. Lo cotidiano, el tiempo, las pequeñas cosas de las que habla Ángeles. La cámara que quiere atrapar los minutos. Muy bueno.
    Besos, entre paréntesis, me gustó esa frase como a Rosa.

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  8. muchísimas gracias a todos. Y gracias a la esfera por hacer posible compartir mi texto con todos vosotros.

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  9. Así es. Como otros pasan por la vida sin enterarse.

    Hermoso.

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