17 octubre, 2011

Fuera de cobertura

De nada sirven las excusas, cuando tras volcar todas tus atenciones hacia una mujer de belleza sostenible, curvas determinantes y exacerbada sensualidad, con la sana intención de convencerle para hacer el amor, si a la hora de la verdad te encuentras "fuera de cobertura". No, no, no hablamos del teléfono móvil, ¡quia!
Imagina, estáis en la habitación, comenzáis alborozadamente la ceremonia de desnudaros nerviosamente, el momento culminante se acerca a pasos agigantados, ella espera ansiosa verte tomar la iniciativa pero ésta se demora porque descubres con horror que no tienes "cobertura", la "batería" no responde.
Segundo a segundo, minuto a minuto, la situación se hace insostenible, los nervios se van apoderando de ti, notas como te apremia a hacerla suya sin obtener la respuesta ansiada; ni siquiera indicios, vamos.
Sudas como si estuvieras remando cual condenado a galeras, pero eso no es nada comparado con
lo que todavía te aguarda.
Primero ella bajará la mano para comprobar la envergadura de tu virilidad y se topará alarmada con una modesta representación de una banana revenida, pongo por caso.
No es todo, aún te queda soportar una mirada interrogante, mostrando en su semblante toda la incredulidad que una mujer es capaz de mostrar solo con ponerte los ojos encima, agrandando, si cupiera, los daños que ya tienen copada sobradamente tu autoestima.
Es el momento en el que sientes el deber o la necesidad de decir algo pero no es fácil; hay que reconocerlo, la situación solo da para unos balbuceos incoherentes.
La hecatombe está a punto de producirse y de hecho se precipita cuando ella pronuncia la frase fatídica, la frase lapidaria por antonomasia, acuñada por las mujeres desde tiempo inmemorial para salir de estas situaciones: "No te preocupes, no tiene importancia"
¡Jo que no!
La suelen soltar, saliendo de la cama; desnudas todavía, presumiendo, y con razón, de encantos impolutos, mientras se visten parsimoniosamente.
Vuelves a querer decir algo, sientes la necesidad de hacerlo pero no encuentras las palabras adecuadas a la situación.
De pronto te asiste un atisbo de cordura y pretendes aplazar la oportunidad perdida a otro tiempo postrero aunque indefinido, entonces muy bajito, como murmurando para tus adentros, le dices: "Tal vez me he puesto nervioso por lo excepcional mujer que eres, quizá lo debamos intententar más adelante". 
Entonces va ella, muy digna y lo remata diciendo: "Sí, quizás", contesta ella mientras abre la puerta y se marcha entre ofendida y orgullosa, dejándote vencido y humillado, además del íntimo convencimiento de haber sido la última vez que os habéis visto, al menos en semejante situación.
Parece que ya está, ¿verdad? Sucedió, y como ha quedado entre dos, el fracaso no parece que tenga tanta importancia, pero ¡¡craso error!!, la tiene y mucha:En la siguiente ocasión, quiero decir.
Otra tortura, porque el recuerdo del gatillazo perdura y no es fácil ahuyentarle de la mente por mucho que lo intentes. Durante algún tiempo será el invitado de honor en cualquier intento de cópula que te propongas, pero se sobrevive.
¡¡Palabra!!

© Terrón de Tierra

13 comentarios:

  1. Muy bien contado lo que Stendhal llamaba un fiasco.

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  2. Me gusta. Describe muy bien, desde el punto de vista masculino, esta situación que tanto preocupa a los hombres. Las mujeres no le dan tanta importancia.
    Me ha despertado la ternura.
    Un abrazo.

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  3. Ironía, ternura y mucha sinceridad, para desmontar un mito.

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  4. Como responsable de la edición de este texto quiero pedir disculpas, porque por una cuestión que desconozco, probablemente el empleo del símbomo de las comillas de imprenta, ha habido dos frases que quedaron en el limbo de los justos.
    Gracias a Isolda, que me lo ha hecho notar, he podido ahora -espero que no sea muy tarde- solucionar el problema.
    Lo siento, además, y mucho por Terrón de Tierra, pues su texto ha quedado tullido durante unas horas. Quizá el tema haya tenido algo que ver con estos fantasmas informáticas.
    En fin, que gracias a Isolda y perdón a todos, y sobre todo, a Terrón de Tierra.

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  5. Amando, parece ser que el sistema no soporta las comillas. Parte de la culpa también ha sido mía, pues he intentado homogenizar el texto al formato de La Esfera.
    Feliciades Terrón de Tierra, ahoira podemos disfrutar del texto en su primogénesis.

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  6. Sonrisas, muchas, que no risas, despertó en mí este relato de una generosa transparencia que -sin estridencias- mueve sentimientos, al menos el de vivir la situación a través de los ojos del otro, que no es poco. Es un verdadero terrón de azúcar. Saludos.

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  7. Me ha gustado mucho, querido Terrón; me apunto a lo que dice Isabel. Describes con ironía y muy acertadamente eso que tanto os preocupa a los hombres y a nosotras menos.
    Besos sinceros.

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  8. Tuviste un gatillazo. ¿Y?
    Hay muuuuuuuuuchas formas de conseguir una noche (o tarde, o mañana o madrugada) memorable.
    El mundo no se acaba porque falle la batería. Que yo recuerde, las personas nos podemos comunicar de mil maneras.
    Siento ser poco solidaria con vuestro pesar de hombres disminuidos en vuestra autoestima.
    Pero te felicito por el texto, Terrón de azúcar, seas hombre o mujer.

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  9. Un relato irónico sobre una situación que, según parece, es bastante frecuente- los hombres lo callan, las mujeres lo comentan-. Despierta la sonrisa y la ternura. Muy bien contado, desde el punto de vista masculino, aunque la reacción de ella parece algo torpe... claro que un lío es un lío y resulta muy creible la reacción de ambos personajes. Un abrazo.

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  10. ¿Literatura? O ¿narración de una situción cotidiana? Incluso las máquinas más perfectas fallan. Cuando entendamos y asimilemos que no somos máquinas de producción con garantía de sesenta años, esta situación será poco comentable.

    En ocasiones me encuentro perdido, pues en los textos se debate casi siempre sobre el fondo o temática del texto, no por su valor literario.

    El texto como temática me parece interesante. Por valor literario no tanto. Es una muy particular y posiblemente errónea opinión.

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  11. Cierto lo que comentas Francisco. No me pararé a remover nuestras vergüenzas e inseguridades masculinas. Pobres hombres (no te enfades Ana).

    Discrepo sin embargo en lo que comentas del valor literario del texto, Francisco. Creo que hay pasajes muy "potentes" en los que fijarse: ese juego entre sus frases (las de ella) y esas repercusiones veladas y reales ( las de él), creo que están muy bien logradas. Y ese "gatillazo" es realmente un gatillazo en toda regla. Me ha gustado, Terrón.

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  12. Gracias a todos por los comentarios que me habeis hecho. De todos se aprende porque entiendo como crítica constructiva aquella que realmente te señala los defectos y las virtudes de tu texto, así que mi agradecimeinto a todos pues vuestras criticas son un estímulo para seguir escribiendo.
    Terrón de tierra

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  13. Una pequeña discrepancia a ese "No tiene importancia" o a algunos comentarios de que a las mujeres el "gatillazo del partenaire", nos preocupa menos:
    Opino que en general no nos preocupa demasiado la falta de culminación de lo anunciado pero sí la autoestima dañada. Me refiero a la de ellas pues muchas pensamos que de haber sido lo suficientemente excitantes, el hombre y su complicado sistema eréctil habrían respondido.

    Autoestima de él ( no puedo) contra autoestima de ella ( no le gusto lo suficiente) y un lenguaje sobreentendido de que lo único que importa es un final concreto, despreciando tantos deleites que la comunicación ( verbal y no verbal) nos pueden deparar.

    Un abrazo de Á.

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