Apenas sabía nada de Hungría antes de elegirlo como destino de viaje para el pasado septiembre. Probablemente fue ese desconocimiento el que me llevó a incluir la lectura de algunos autores húngaros en los preparativos del viaje. Por una de esas casualidades austerianas, en la fería del libro de Madrid me encontré con una caseta dedicada a la literatura de ese país. Allí, tras pedir recomendación sobre autores y títulos, compré el libro del que quiero hablaros: Codigo de barras lineal, de Kristina Tóth.
El libro es un conjunto de relatos narrados desde el punto de vista de su protagonista –a veces mujer, a veces niña o adolescente. Está ambientado, aunque no da fechas concretas, en los años finales del comunismo, que aparece como transfondo de unos relatos de carácter intimista ya que tratan, fundamentalmente, sobre relaciones personales.
Antes de leerlo se lo presté a mi hermana que también viajaba a Hungría, aunque por motivos laborales; me comentó que era un libro muy duro. Cuando llevaba varios relatos leídos, le dije que estaba pensando en no continuar leyendo, porque me resultaba muy desazonador. Además de su -te lo advertí- dijo algo que me parece una buena forma de describir este libro: Es un libro que desprende frío.
El libro es un conjunto de relatos narrados desde el punto de vista de su protagonista –a veces mujer, a veces niña o adolescente. Está ambientado, aunque no da fechas concretas, en los años finales del comunismo, que aparece como transfondo de unos relatos de carácter intimista ya que tratan, fundamentalmente, sobre relaciones personales.
Antes de leerlo se lo presté a mi hermana que también viajaba a Hungría, aunque por motivos laborales; me comentó que era un libro muy duro. Cuando llevaba varios relatos leídos, le dije que estaba pensando en no continuar leyendo, porque me resultaba muy desazonador. Además de su -te lo advertí- dijo algo que me parece una buena forma de describir este libro: Es un libro que desprende frío.
Si me preguntaráis si me gustó el libro no sabría responderos. Sin embargo, no fui capaz de abandonarlo; una especie de atracción me hizo seguir leyendo -eso sí, intercalando sus relatos con otras lecturas.
No puedo evitar establecer cierto vínculo con El mes más cruel, de Pilar Adón. ¿Qué tienen en común ambas escritoras? Además de su juventud, comparten la condición de poetas y traductoras. En cuanto a los libros, ambos son conjuntos de relatos pero, mientras Pilar Adón nos ofrece un mundo onírico, y una naturaleza salvaje y exuberante, Krstztina Toth nos sumerge en una gélida y gris realidad.
En realidad comparten algo más: ambos son libros que no dejan indiferente.
No puedo evitar establecer cierto vínculo con El mes más cruel, de Pilar Adón. ¿Qué tienen en común ambas escritoras? Además de su juventud, comparten la condición de poetas y traductoras. En cuanto a los libros, ambos son conjuntos de relatos pero, mientras Pilar Adón nos ofrece un mundo onírico, y una naturaleza salvaje y exuberante, Krstztina Toth nos sumerge en una gélida y gris realidad.
En realidad comparten algo más: ambos son libros que no dejan indiferente.
Da un poco de miedo pensar en leerlo, miedo y frío y... bueno, según la época que estés pasando, puede ser un aliciente.
ResponderEliminarMuchas gracias por la reseña.
Un abrazo
Pero ocurre como con la sensación de vértigo, apetece aproximarse.
ResponderEliminarMagnífica reseña, L.
"Es un libro que desprende frío", ya solo por ello vale la pena.
ResponderEliminarNo soporto los libros que te dejan templado. O me dejas caliente o helado. Que para templado ya vivo en el archipiélago de la eterna primavera, Canarias.
"Es un libro que desprende frío", ya solo por ello vale la pena.
ResponderEliminarNo soporto los libros que te dejan templado. O me dejas caliente o helado. Que para templado ya vivo en el archipiélago de la eterna primavera, Canarias.
Ana no es un libro para todo el mundo ni para todas las épocas, pero aún así, si decides leerlo no te arrepientes.
ResponderEliminarLo describes muy bien Amando es la atracción del abismo. :)
FranCo estoy contigo; no hay nada peor que un libro que te deja indiferente.
Por ahora no me siento con ánimo de afrontar un libro que describe una realidad gélida y gris; pero puesto que opinas que es, en definitiva, un buen libro, recordaré el nombre de esta autora por si me llega el momento de leer algo de ella.
ResponderEliminarNatalia si que me pareció un buen libro pero también es cierto que tienes que leerlo en el momento adecuado.
ResponderEliminarTambién a mí me atrae esa expresión de que el libro desprende frío. Aunque sepa que inevitablemente me afectará, siempre leo ese tipo de libros con miedo y placer a la vez. Te aterran determinadas realidades que existen en el mundo y a la vez te interesa conocerlas. He tenido esa misma sensación con otros libros, como por ejemplo, "Purga", de Sofi Oksanen. Pues nada, ¡otro libro para el plan infinito!
ResponderEliminarVictoria me pareció una manera acertadísima de describirlo. Hay libros que no son amables con el lector pero que nos abren los ojos a realidades que no tenemos cercanas.
ResponderEliminarAyer vi Purga en la FNAC y me acordé de tí.