Texto: Daniel Granados Franco
02 noviembre, 2011
Despido improcedente
La falta de respiración, la desorientación psicomotriz, ahora, pasado un tiempo, la observo desde la perspectiva de una metamorfosis propia de la naturaleza. Todo el cambio, era necesario para completar un proceso natural. Junto con otras mariposas, una vez adaptadas a nuestra nueva forma, volamos liberadas, buscando desde la osadía individual, destinos libremente elegidos. Con una visión amplia, llena de luz y aire renovado. Aquella mañana fría y estrecha, es ahora, un amplio horizonte.
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Hay que dar la bienvenida a los cambios, ya que son ellos los que nos dan las oportunidades de crecer.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu texto, Daniel. Un abrazo.
El dolor, la tristeza, una vez superados, son el preludio a una felicidad serena. Cuando lo que nos rodea recupera su color, entonces vuelves a ver el horizonte.
ResponderEliminarFeliz cambio.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe identifico plenamente con lo que cuentas. Así deben sentirse también todos aquellos -millones- que han sido despedidos de sus vidas pasadas. Crisis, cambio, nuevos espacios, giros hacia otro lado. Ojalá todos seamos capaces de ver en los cambios, oportunidades preciosas de emprender nuevos caminos. Gracias, Daniel.
ResponderEliminarInterpreto que el despido fue, una vez superado el trauma, liberador y que las cosas les van bien. Me alegro por ellos, pero son la excepción. Es difícil hacer poesía del despido, y creo que tú lo consigues. O no me he enterado de nada, que también pudiera ser.
ResponderEliminarEstoy con Ximens, que difícil sacar de un tema así un texto como el que has sacado. Me ha gustado. Enhorabuena.
ResponderEliminar¿Y no está hablando realmente de mariposas que salen de la crisálida?
ResponderEliminar¿Por qué prefiero ver lo terrenal a la metáfora?
¿De dónde se despide de su vida de larva? ¿O quiere decirnos que la vida laboral era, en ralidad una cárcel de la que se ha liberado?
ResponderEliminarCuando un texto nos hace pensar así, cuando la metáfora hace que el lector se plantee significados diferentes, yo lo llamo texto poético, y además bien trabajado.
El trauma de un inesperado cambio y la metamorfosis. Me ha gustado el texto.
ResponderEliminarEste texto salió desde lo más profundo que llevamos dentro. La ira inicial fue remitiendo hasta dar paso a una reflexión necesaria. Una ocupación accidental que duró décadas, se hizo oficio y enterró mil y una vocaciones. Los avatares del destino, a través de un despido doloroso, nos brindaron una nueva oportunidad de elegir profesión.
ResponderEliminarMuchas gracias a tod@s por leerme, por comentar en positivo.
Volveré a publicar, siempre y cuando "La Esfera Cultural" me dé la oportunidad. A la que estoy muy agradecido por ello y por difundir la cultura en general. Es un placer.
Si alguno quiere leer algo más de lo que publico en mi modesta página. Estaré encantado de recibirle.
http://laspalabrasde21.blogspot.com/
Saludos a todos y un fuerte abrazo.
En algunos textos, como en éste, el título del mismo se convierte en un elemento indispensable para dar sentido al texto, incluso todo el sentido del mismo. Es más diría que el título, al menos en mi caso me lo sugiere así, es el final, el golpe maestro que nos extrae de la confusión a la que nos lleva seducidos ese lenguaje lleno de lirismo. Enhorabuena y bienvenido, Daniel.
ResponderEliminarGracias, Marcos Alonso, a ti, y a todo el equipo de La Esfera, por abrirme las puertas tan afectuosamente.
ResponderEliminarEs cierto, el título en este caso, es el principio y el final, el mensaje y la despedida. Lo es todo.
Saludos.