Mi fascinación por las fechas me acompaña desde niño. Llevo días obsesionado por saber la de mi muerte.
Conocemos la de nuestra llegada al mundo. ¿Y la de nuestro fin? Pienso en ello mientras espero el tren de mediodía. Consulto mi reloj… se acerca… ¡Ya viene!
Noto las vibraciones de los raíles en mi espalda. La emoción me embarga mientras archivo en mi memoria: 22 de enero de 2012, 15 horas 3 minutos y diecinue…
Texto: Yolanda Nava Miguélez
¡¡¡Genial!!!
ResponderEliminarasí de cortitos y con "sustancia"... así me gustan a mi :)
un abrazo
Estupendo microrelato! Me encantó. Quería saber la fecha de su muerte... no hubiera sido mejor consultar una adivina? jajaja Es genial, Yolanda. Te felicito!
ResponderEliminarUn abrazo!
Espero que sea sólo un (gran)micro
ResponderEliminarEl micro es genial; solo una cosa, ¿coleccionista de qué?
ResponderEliminarBesos, Yolanda
Me temo que en su obsesión por saber la fecha de su muerte, buscó la certeza; es lo que tienen las obsesiones.Muy bueno.
ResponderEliminarLa obsesión por controlarlo todo puede llegar a límites insospechados.
ResponderEliminarMe ha encantado