"...aunque son inocencias cristalinas
cual querubines que al ponerse el sol
sobrevuelan la escoria en las colinas."
Cierro el cuadernillo donde emborrono poemas; este terceto con el que finalizo el soneto que acabo de terminar, sintetiza bien la imagen que me ha inspirado y que tengo ante mi. Desde la terraza que sirve de atalaya sobre esta ciudad infecta, rodeada de colinas llenas de chabolas, detengo la vista sobre una de ellas, humeante, maloliente: es el vertedero. A esta hora de la tarde el espectáculo es estremecedor y bello al mismo tiempo; una pandilla de mocosos rebusca entre las basuras algo para comer esta noche; sus cuerpecillos menudos parecen revolotear de acá para allá sobre la cima de la montaña de basura pestilente y, al contraluz del crepúsculo, sus siluetas se recortan sobre el cielo púrpura como sombras chinescas. Cojo la taza de la mesa y doy un sorbo a lo que queda del te, que ya está frío; algo me corroe
por dentro haciéndome sentir como aquel fotógrafo que tomó la instantánea del buitre junto un niño depauperado a las afueras de una aldea africana. Estoy a punto de hacer trizas el soneto, pero no tengo valor. Guardo el cuadernillo en el bolsillo, dejo caer unas monedas en la mesa y me voy con una sensación de asco en el estómago.Texto: Juan R. Macin Garcia
Narración: La Voz Silenciosa
Narración: La Voz Silenciosa
Hoy 6 de enero, en que muchos niños tienen un feliz despertar rodeados de afecto, comodidades, y regalos, este relato nos muestra esa otra cara de la moneda; tantísimos otros niños, que trabajan, pasan hambre y tiritan de frio en las calles.Transmite una imagen trágicamente bella, por la presencia de mágica supervivencia que los niños aportan al mundo en que viven; aunque este no sea el mundo que merecen vivir.
ResponderEliminarProfunda reflexión sobre esas realidades que preferimos ignorar. Enhorabuena.
ResponderEliminarSobrecogedor relato, sobre todo, porque es verdad. En muchas partes del mundo, lo es.
ResponderEliminarReconozco que los versos iniciales casi me hacen dejar de leer, pero me alegro de haber llegado al estupendo final.
Saludos
Y más triste saber que estas situaciones se dan en cientos de lugares, mientras la mayoría de nuestros niños no saben con qué juguete jugar.
ResponderEliminarUn abrazo
No me estraña que él protagónista se sintiese mal, me brotaron en la cabeza todas las imagenes que vemos en los noticiarios y a las que nunca deberiamos acostumbrarnos... una realidad muy cruel, saludos.
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