16 marzo, 2012

Sentirse a gusto


Esta mañana el espejo del baño me informó que, pegadita a la mía, sobre la mejilla derecha, se me había instalado una segunda nariz. Como si aquel espejo estuviese descompuesto, apelé al resto de los que había en casa para que lo refutasen. Ninguno lo hizo. Furioso me sujeté la nueva nariz y tiré con todas mis fuerzas. No pude contener el grito. "¿Cómo se había incrustado tan firmemente en mi rostro? ¿De dónde había venido? ¿Por qué tuvo que meterse conmigo?", me acosaban éstas y otras inquisiciones cuando vi que empujada por la otra, mi nariz se desplazaba hacia la izquierda. A poco revalidé que, en efecto, la nariz foránea estaba desalojando impunemente de su lugar a la mía. Media hora le bastó para conseguirlo, al cabo de la cual la que fuese mi nariz se desprendió! como una hoja. Alcancé a manotearla en el aire y, pese a lo vergonzante de su resistencia, la envolví amorosamente en un paño. En ese instante llamaron a la puerta.
La mirilla me reveló a una mujer que cubría su cara con un velo. Sin abrir, le pregunté qué

deseaba. 
—Vengo para hablar con mi nariz —dijo.
—No sé a qué se refiere —respondí.
—¡Por favor, no mienta; sé que está aquí! Mire —extrajo un papel de su cartera—, me dejó una carta en la que dice que ha hallado un rostro donde sentirse realmente a gusto y que, en caso de ponerme nostálgica, podía visitarla en esta dirección.
Me quedé mudo.
—¿No me diga que no llegó? ¿Y si le pasó algo? La calle es tan insegura para una nariz sola... ¡Ay, Dios, me muero!
—No, no se muera frente a mi puerta —dije mientras abría.
Al verme, vociferó:
—¡Ésa es mi nariz!
—Era —repliqué.
Cuando dejó de insultarme, le exigió a su nariz que volviese con ella, pero la susodicha se negó enfáticamente. Tuve miedo de que la mujer se decidiese por métodos violentos. Entonces me acordé de la nariz en el paño y le sugerí que se la probase. 
—Siempre me habían dicho que mi exnariz era algo masculina —dijo mientras se estudiaba en el espejo.
—Siempre me habían dicho que mi exnariz era algo femenina —dije casi al mismo tiempo.
Nos reímos largamente y, aunque parezca mentira, en aquel momento recién comenzaba para nosotros la parte más importante de esta historia.


Texto: Gabriel Bevilaqua
Narración: La Voz Silenciosa


Más relatos "Con un par de narices", aquí

19 comentarios:

  1. Jajaja, muy buena historia de narices. Me he divertido mucho. Felicidades.

    ResponderEliminar
  2. Y al final todos contentos...Buena historia. Enhorabuena.

    Besos desde el aire

    ResponderEliminar
  3. Genial, esa si que es una historia de un par de narices.
    Qué buena,
    Saludos desde mi mar,

    ResponderEliminar
  4. Ja..ja ¡Que buena idea esta de los relatos "con un par de narices"!
    Un fatástico, ocurrente y divertido relato.Felicidades.

    ResponderEliminar
  5. Te has superado Gabriel, un texto muy divertido y muy bien escrito. No pensé que pudiera terminar en una historia de amor. Narices con voluntad propia, no sé que más voy a leer en este convocatoria. Enhorabuena, un texto excelente. Como siempre. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Muy original!!
    Me ha gustado mucho

    ResponderEliminar
  7. Qué buena historia. Eran dos almas gemelas con narices intercambiadas. Menos mal que tenían buen olfato y supieron encontrarse.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Lucrecia, Rosa, Yashira, Isabel, Mar, Ana y Sara, muchas gracias a todas por vuestra lectura. Un placer que les haya gustado el relato, me divertí mucho al escribirlo :)

    Saludos cordiales

    ResponderEliminar
  9. Bravo, Gabriel!
    Como siempre, es un placer leerte

    ResponderEliminar
  10. Me ha gustado el cuento, Gabriel, especialmente esta frase: «Tuve miedo de que la mujer se decidiese por métodos violentos», que me ha hecho sonreír.

    Saludos.

    Verónica

    ResponderEliminar
  11. Patricia y Vero, muchas gracias por la lectura y las sonrisas.

    Saludos coriales

    ResponderEliminar
  12. Pues mira tú, que pensé que la buena señora iba a quedarse con un palmo de narices y resultó que salió ganando :D

    Beso

    ResponderEliminar
  13. Ja, ja. Historia divertida. Me gusta el final que da pie a todo tipo de especulaciones.

    ResponderEliminar
  14. Gabriel, simplemente: excelente.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  15. Encantadora. Fueron felices con un par de narices. Felicidades, Gabriel.

    ResponderEliminar
  16. Alma, ambos salieron ganando ;)

    Gracias, Mei, me alegra que te haya divertido.

    José y Elisa, muchas gracias.


    Saludos cordiales

    ResponderEliminar
  17. Es divertidísimo Gabriel, de gran originalidad y muy buen diálogo.

    Te llevas mi +1.

    Besos

    ResponderEliminar
  18. Una relación amorosa de lo más común. Jajaja, muy bueno, original y, sobre todo, creíble.
    Saludos.

    ResponderEliminar

Gracias por contribuir con tus comentarios y tu punto de vista.

Los componentes de La Esfera te saludan y esperan verte a menudo por aquí.

Ésta es tu casa.