Adrián volaba lejos, bien lo sabía, al sur, más al sur, demasiados paralelos lo apartarían de Gaby, al hemisferio sur. Demasiadas horas para demasiados días, ¿para cuánto tiempo? Volaban con él imágenes que le derramaban lágrimas, que liberaban suspiros que le retorcían el corazón, que le nublaban el alma en pena. Pensamientos que lo atormentaban hasta la agonía, peor cuando imaginaba sucesivos días vacíos, planos, en blanco, solitarios otra vez, peor cuanto más volaba, peor cuanto más lloraba.
Lloraba, las gafas oscuras no conseguían contener tremendo derroche de tristeza sin control. Recordaba los últimos días en el paraíso contemplando obsesivamente su archivo fotográfico digital, una y otra más, y más: Gaby, él, él y Gaby, Gaby y él, solos, juntos, enteros, por partes, potentes primeros planos de algunas partes potentes. Más llanto impotente, imponente Gaby, imponente lo de Gaby...
-Cava, por favor -no dudó.
Y brindó por él, y se disparó una foto más que acortaría distancias. Y volvió a llorar con desconsuelo.
Desconsolado, acariciaba lo que perdió, lo que tuvo y ahora no, lo que quizá no volverá:
-Gaby, ¡ay de mí!
Nos bajamos en la escala, cuatro inútiles horas de aeropuerto, había wi-fi, menos mal, por aprovechar. Comida, café y volver al aire. Cuando ya volábamos recordé a Adrián, sabía su nombre porque lo leí en la tarjeta de embarque, ¿estaría también en el vuelo?
Me levanté al lavabo, la cabina estaba a oscuras, la mayoría de los pasajeros dormía, algunos leían o se entretenían con la película o sus gadgets electrónicos. En los asientos junto a los servicios un joven reposaba la cabeza en el hombro de su compañero, era Adrián, que ya no lloraba.
Texto: Ángeles Jiménez
Narraciones: La Voz Silenciosa
Narraciones: La Voz Silenciosa
Gusto encontrar tu sitio y quedarme enlazado a tus palabras.
ResponderEliminarAbrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank Ruffino
Algunas veces los finales son principios y viceversa.
ResponderEliminarBueno, bueno, bueno. El pasaje de repaso del archivo fotográfico digital está escrito con mucha maestría e intención. Enhorabuena.
ResponderEliminarEl dolor de la separación llevado a los límites del hiperromanticismo.
ResponderEliminarCoincido con Miguel Ángel: el fragmento de la sesión fotográfica es magistral.
Y el final, sorprendente.
Me ha encantado, Ángeles
Gracias, amigos, pretendía ser una alegoría a la capacidad de reorientar nuestros deseos cuando por un camino no marchan, que el siglo XXI no es el de Romeo y Julieta sino el de los amores líquidos.
ResponderEliminarBesos
Un placer leerte, saludos.
ResponderEliminarAeropuertos, escala, wi-fi, volar..., palabras que hacen referencia al siglo XXI. Sin embargo, el amor o llorar por amor...,el sentimiento de congoja qu ello supone, es un paréntesis atemporal. Me ha gustado.
ResponderEliminarGracias, amables lectoras, un gusto de placer escribirles.
ResponderEliminarBesos
Vuelvo a pasar por aquí y veo que has interpretado este estupendo texto, Voz.
ResponderEliminarMe ha vuelto a enganchar, más aún.