Su último golpe fue el más sonado. Realmente fue su golpe estrella.
Dejó la bodega más importante de toda La Rioja con sus prestigiosos caldos, devaluados, sin aroma.
Se deleitó recordando otros golpes como el que dio en una importante casa de perfumes muy famosa en París, y el de la fábrica de encurtidos, y el de los abonos minerales... Y qué decir de las floristerías...
Sin embargo, ahora su vida era un martirio pegado a su nariz prominente e inútil: un miembro que no merecía sino ser castrado, un estorbo en mitad de la cara que no le servía ya ni para deleitarse con el olor de su caldo preferido.
Además estaba lo otro; desde que perdiera el olfato su nariz no paraba de moquear y moquear como si estuviera expulsando el fruto de sus años de robos de la forma más repulsiva; nadie se le acercaba porque aquel líquido que expelía constantemente contenía tal mezcla de olores diferentes, que se hacía irrespirable.
La añoranza coló una lágrima en su pañuelo mientras lo acercaba a su nariz, una vez más.
Texto: Yolanda Nava Miguélez
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Me ha encantado la frase final que cierra el relato!!
ResponderEliminarUn buen relato
ResponderEliminar!Qué pena tiene qué sentir quien pierde el olfato! Sobre todo para un ladrón que sólo se conforma con los aromas robados...
Besicos
Yolanda, este ladrón de aromas me la recordado a "El Perfume". La imagen del ladrón aspirando todos esos aromas, flores, vino, etc. , es única. Me ha encantado. Un beso.
ResponderEliminarBuen relato Yolanda,con mucha fuerza descriptiva.
ResponderEliminarA mí lo que me gusta es el tono de melancolía que 'perfuma' el relato.
ResponderEliminarHay ladrones para todos los gustos, quería decir para todos los olores. Todo es posible en tu poderosa imaginación. Felicidades, Yolanda.
ResponderEliminarEl que la hace la paga, dice el refrán; tú lo has dicho con mucha más gracia.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias a tod@s por vuestros comentarios.
ResponderEliminarUn relato precioso Yolanda
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