07 abril, 2012
Sin olor
Es desconcertante no tener ningún sentido, más asombroso aún si todos se agolpan en uno sólo y este, un día desaparece, sale corriendo asustado, deseando no ser más el protagonista.
A mi me gustaba oler, oler a los hombres. Saber que mi padre olía a fuerza, a seguridad, que mi hermano destilaba fragancias de vida y movimiento, que mi vecino exhalaba alegría de niño travieso.
Era interesante averiguar por qué mi compañero de clase a veces olía a duda y, a veces, a nervios, por qué el profesor olía a mujer y mi abuelo a curiosidad.
Llegó el momento en que mi cuerpo dejó de transmitir niñez y, el olor a los hombres se tornó intenso, agradable y deseado. Hasta aquel día en que el miedo se hizo hombre y el olor se volvió frio y sordo. Mi sentido se resquebrajó por la inconsciencia de una mano helada y sin olor.
Se desvanecieron las ganas de seguir oliendo, huyeron aterradas, se encerraron tras las puertas de una vida sin nariz.
Texto: Inma Vinuesa
Más relatos "Con un par de narices", aquí
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me ha gustado la somatización de los problemas del protagonista. Hay veces que no se puede huir hacia delante, y el cuerpo se protege de ´si mismo y de sus miedos.
ResponderEliminarMuy bueno.
Saludos
Hay veces en que perder la inocencia es una puerta que nunca más se quiere abrir,
ResponderEliminarMe encanta la intensidad de este relato.
Un fuerte abrazo a su autora.
Relatas de un forma intensa sensaciones que "nos entran por la nariz", que marcan muchas de nuestras vivencias.
ResponderEliminarMe ha gustado. Un abrazo.
Maravilloso texto, aunque el trasfondo, deje entrever algo tan terrible y traumático como una violación. Un saludo.
ResponderEliminarMuy bueno, sin duda. Comparto la opinión de Juan Ojeda (llegué aquí porque él lo compartió en Google+). Ha sido muy agradable leer algo tan sensitivo, pocas veces se ven en blogger textos que hablen del sentido más animal que tenemos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Inma por el texto, he podido oler, la fuerza, la seguridad, el miedo, la alegría....
ResponderEliminarMe gusta leerte porque escribes con los sentidos.
Besicos
Un texto orgánico.
ResponderEliminarMuy bueno el atribuir olores a las cualidades/características de cada persona.
Cómo puede cambiar la percepción de las cosas una experiencia traumática!
Un abrazo grande.
Olores a vida, olores a inocencia, olores que desaparecen tras esa mano helada sin olor. Ahí está la clave de este texto, que me deja callado también. Enhorabuena. Muy bien escrito.
ResponderEliminarGracias por vuestras palabras, es un placer escribir y tener lectores que disfrutan con los textos, es la mayor recompensa.
ResponderEliminarMuy sugerente y poético, a la vez que doloroso.
ResponderEliminarCuando empiezas a leer el texto ya has acabado. Resulta muy fácil y agradable su lectura quedando un eco tras ella que te llama. Inma, cómo creces, no solo me gusta, como dice Cabopá "Me gusta leerte porque escribes con los sentido" sino que me gusta como hueles.
ResponderEliminar