24 mayo, 2012

Un día de museos


Autor Edward Hopper
La habían despedido el día anterior, Amanda apenas había dormido cuatro horas; se encontraba sumida en un absoluto desánimo; siempre disfrutó de la felicidad de una soledad elegida, pero hoy, las paredes de su hogar parecían estrecharse peligrosamente impidiéndole respirar. Tomó café y tras ducharse, cogió la chaqueta, el bolso y escapó calle abajo. Era el día de los museos; caminó sin rumbo entrando y saliendo de ellos como una sonámbula, hasta que quedó perpleja ante una extraña panorámica de la calle; le pareció que la luz había cambiado, estaba tan cansada que pensó que alucinaba. La noche había tomado la ciudad, y se sentía hambrienta; seguía pensando que paisaje que pisaba le resulta extrañamente familiar; había en él grandes contrastes lumínicos, observó que al otro lado de la calle se veían ventanas abiertas en el primer piso; La luz de un bar, cuyas grandes cristaleras le recuerdan a las de un acuario, resalta sobremanera e ilumina la oscuridad de la calle, a la vez que favorece la sensación de soledad y
de aislamiento de los clientes en el interior del bar. Amanda interpretó que los personajes acudían allí para sentirse acompañados en su soledad; aunque, la falta de calor humano entre ellos era evidente; observó que se trataba de un café-bar un tanto especial,cuya elegancia estaba fuera de toda duda y sin saber cómo, se vio dentro de él. Los tres clientes y el camarero, permanecieron impasibles, ensimismados; ninguno se percató de su presencia; tampoco se miraban entre ellos, ni se hablaban, excepto el hombre que se encontraba junto a la pelirroja, que parecía pedir algo al camarero, aunque éste, encerrado tras la barra, mantenía la mirada perdida entre el cliente y la calle, sin prestarle atención. Amanda sonríe ¡Qué extraño le está resultando este día!, se sienta alejada de todos, tampoco ella tiene ningún deseo de intimar con nadie esta noche; siente que encaja perfectamente en este cuadro, que forma parte de la incomunicación y el hastío que percibe. Ante la impasibilidad del taciturno camarero decide marcharse, pero descubre sorprendida que no hay puerta de salida, es entonces cuando contempla el exterior desde dentro de la cristalera; aterrorizada reconoce el museo. Amanda, es ahora una “noctámbula” más atrapada en el cuadro de Hopper.


Texto: María Isabel Machín García
Narración: La Voz Silenciosa

12 comentarios:

  1. Me encanta, veo a Hopper desde la primera palabra hasta la última. Buena propuesta. Besos, Isabel.

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  2. Buen relato.. A veces la realidad no es la que creemos ver..
    Un abrazo

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  3. Textos dentro de un cuadro. Maravillosa combinación.

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  4. La imágenes de los cuadros de Hopper son auténticos relatos silenciosos, sus personajes introspectivos, parecen llevar a cuestas potentes historias individuales.
    Hay días que me apetece asomarme a la ventana y mirar el mar con la muchacha de Dalí; otros, me serena pasear la mirada por las pinturas edulcoradas de Sorolla,etc... Pero confieso que últimamente la mayoría de mis días me siento muy cómoda a través de la mirada de Hopper.
    Muchas gracias Isolda, me hace feliz que te haya gustado.
    Aniagua gracias por acercarte a mis letras y por tu comentario.
    Dácil muchas gracias también a tí, por tu estimulante comentario.
    Un abrazo.

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  5. Andrea Teixeira L.25/5/12, 16:10

    Me ha gustado mucho; una perfecta síntesis entre literatura y pintura; una historia de hoy (crisis, despido, paro ) que encaja a la perfección con la sensación de soledad y desolación que se respira en el cuadro de Hooper.
    Felicidades a la autora.

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  6. Gracias Andrea, tu comentario es es muy gratificante. Un abrazo.

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  7. La realidad no siempre es lo que parece. El contenido de un cuadro, a veces, tampoco.
    Me ha gustado.

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  8. La realidad tiene tantas interpretaciones como miradas, igual pasa con los cuadros, los libros,la vida.
    Gracias Ana.

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  9. Meterse en un cuadro es un buen tema para un relato, tu forma de ver este relato y este cuadro dan para mucho.

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  10. Querida Inma: En mi opinión, algunos de los cuadros de Hooper bien podían inspirar una novelan.
    Un saludo y un abrazo.

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  11. Quisiera agradecer a José Francisco("la voz"), la excelente narración que ha hecho del texto y la música que ha escogido para acompañarlo.Gracias.
    Un afectuoso saludo.

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